Anahi: estas bien Dulce, se te nota un poco pálida
Dulce: no sólo estoy cansada, mira la hora que es?...tu no tenías que regresar a tu estudio?
Anahi: no Lorenzo se ha encargado de mis otros casos y yo sólo estoy con éste porque de verdad ya quiero terminar esto no pensé que nos fuera a llevar casi una semana
Dulce: tanto me odias que te quieres deshacer de mi compañía tan pronto? – el comentario tomo por sorpresa a Anahi, especialmente después de la actitud fría que Dulce había llevado todo este tiempo juntas ahora Dulce le coqueteaba y muy descaradamente –
Anahi: no no para nada Dulce, yo jamás podría odiarte, es sólo que pensé que tu estabas apurada con esto, pero creo que esto no se puede terminar hoy y creo que lo podemos terminar mañana te parece?
Dulce: me parece perfecto…..mira son las 6 porque no vamos a comer algo….yo invito – la miró con picardía mientras Anahi totalmente desconcertada respondía –
Anahi: vale, pero no he traído coche
Dulce: pero eso no es problema vamos en el mío, recordaremos viejos tiempos subidas en el viejo Dylan
Anahi: Dylan?....todavía lo tienes que maravilla
Dulce: jamás me podría deshacer del mayor recuerdo de mi padre
Anahi: bueno entonces dejemos esto como está y vamos a esa cena
Dulce: no tienes que llamar a alguien, marcar tarjeta con tu novio?
Anahi: no Dulce, somos muy independientes y no creo que haya problema que vaya a cenar contigo no?
Dulce: claro tienes razón es una cena – repetía esto mientras en su mente maquinaba el plan para por fin deshacerse y sacarse del sistema a Anahi, sería esta noche pensaba –
Las dos mujeres tomaron sus cosas y Dulce con lo galante que siempre ha sido la acomodó en el asiento de copiloto, y pronto partieron al lugar que Dulce había decidido llevarla, en el camino, hablaron de muchas cosas, más de la vida de Anahi, sus planes y ascensos en el estudio de abogados, y hasta el incomodo tema del matrimonio con Lorenzo, pero que Dulce llevó de la manera más natural e incluso se atrevió a insinuarle que le tenía que invitar, pronto llegaron al lugar que Dulce había decidido, un restaurante pequeño pero al que ambas mujeres conocían bien y al que cuando eran pareja solían ir a menudo para celebrar, para improvisar o simplemente sólo por ir, y ahora estaban otra vez en el mismo lugar donde muchas anécdotas se habían tejido….Anahi vio con sorpresa el lugar al que la había llevado Dulce, pero no dijo nada y con la total elegancia que siempre la había caracterizado meneaba su espigada figura hacia la entrada del lugar casi con nostalgia de no estar sosteniéndole la mano a Dulce….se sentaron en la mesa más alejada de la entrada, y sin preguntar Dulce pidió el vino preferido de Anahi, a lo que esta sonrió complaciente de que aún recordara sus gustos, pronto empezó la comida y las risas recordando anécdotas traviesas en ese mismo lugar, Anahi se sentía muy cómoda recordando todo pero muy confundida por la casi camaradería con la que le hablaba Dulce, como queriendo retomar los recuerdos y volverlos a hacerlos renacer, lo que no espero para nada Anahi pero sin querer estar fuera de lugar respondió tal como Dulce quería, y es que lo que quería Dulce era meter a esa mujer en su cama para poder por fin sacarla de su vida y de su cuerpo, y eso lo planeaba haciéndola sentirse nostálgica y así amansar su voluntad a la de ella, cosa que estaba haciendo muy bien, tanto así que las copas se hicieron botellas y las horas se convirtieron de noche a media noche, Anahi no quería ver el reloj, estaba pasando un buen rato y se sentía muy a gusto después de mucho tiempo con una mujer que no sólo la buscaba para ir a la cama o con Lorenzo que siempre terminaría en una sesión de se.xo, le agradaba ese contacto amical, coquetería y picardía casi natural en Dulce, con el que se sentía de lo mas confortable y casi otra persona.