Dulce: - y vino el abrazó ese abrazo que era intenso, como tratando de dar calor y en el que se dejaba la vida – Anahi que haces aquí y mojada de esta manera, y…que ha pasado contigo….te ha pasado algo?....estas bien?
Anahi: - ella no decía nada sólo miraba a Dulce con ternura y no se soltaba de su cuello donde había enredado sus brazos – déjame esta noche quedarme contigo….sólo contigo y volver a sentir que tipo de mujer era en tus brazos – y con esa frase clavó sus labios como estacas en los labios de Dulce de una manera dolorosa, asfixiante y penetrante, pero por demás placentera y gratificante –
Las palabras sobraron en ese momento, Dulce con ternura levantó a Anahi del suelo y en brazos la llevó hasta su dormitorio donde la sentó en la cama….nadie hablaba sólo se miraban y sonreían con dolor, Dulce miró con dulzura a Anahi y sin decir nada le bajó el cierre del vestido y sin dificultad deslizó la tela fuera del cuerpo de ella, igual hizo con las medias nylon, para luego seguir con las bragas y el sujetador, y colocándole una toalla, se dedicó a secar el cabello de Anahi con suavidad, sin dejar de mirarla – estas empapada mujer y no quiero que te resfríes – le dijo Dulce mientras seguía en su afán de secarle todo el cuerpo para luego pasar a sus pies que secó con ternura y con la misma dulzura se quedó viendo a esa mujer desde abajo, y tomando uno de sus pies en sus manos empezó a besar desde los dedos, luego por el empeine para luego subir por la pierna hasta llegar a la rodilla, donde frenó y con los labios aún en contacto de la piel de Anahi miró hacía ella como pidiendo permiso de avanzar a lo que Anahi respondió asintiendo con la cabeza, y así Dulce arrimando la tela de felpa de la toalla la movió de los muslos y siguió subiendo a lo que Anahi respondía tirando su cabeza hacia atrás, mordiendo su labio inferior y cerrando los ojos fuertemente, mientras el toque seguía ascendiendo caracterizado de besos sutiles y dulces, que seguían hasta su entrepierna donde de pronto se detuvieron y con delicadeza Dulce se deshizo con una de sus manos del dobles de la toalla y ésta por gravedad cayó a los costados de sus caderas y encima de la cama, y de pronto el cuerpo de Anahi se encontraba completamente expuesto, desnudo, sólo iluminado por la tenue luz de la pequeña lámpara de ese dormitorio…Dulce se quedó sin moverse y su mirada iba de arriba abajo recorriendo las curvas del cuerpo de Anahi que dibujaban sombras en cada acercamiento de la mano de Dulce, que sin tocar demasiado sólo tocaba aquellos lugares que sabía eran suyos….la piel de Anahi y ella así sentada en esa cama no decía nada, ni se movía sólo su piel reaccionaba y se erizaba….Dulce bajó hasta casi tocar los labios de Anahi y susurró – hoy te amo – y con esa afirmación se apresuró otra vez a besar sus labios, que esperaban entreabiertos a los de Dulce, y fue un beso de esos que más que otra cosa llevaba resignación y amor, ese amor resignado a perderse en la memoria y ser un recuerdo en la distancia…ese amor que ahora se escondía en sus miradas arrepentidas.
Dulce dejó la vida en ese beso…le entregó todos los recuerdos hermosos que su mente se encargo de aprisionar entre las celdas de su memoria, y Anahi se entrego al roce tan particular de la lengua de Dulce, a ese remolino que en su boca provocaba, como el calor de esas bocas entrelazadas se reflejaba casi parejo al de sus entrepiernas, como cada caricia era el ejemplo vivo de cómo esas dos mujeres se amaban con la vida….Anahi se separó contra su voluntad de esa boca…de esas sensaciones y es que el dolor la apartaba de ella, el sufrimiento y el sentirla tanto pero no poder tenerla.
Anahi: - con las manos sosteniéndose de los hombros de Dulce pero a la vez separándola miró a una Dulce expectante de no saber que pasaría…Anahi con ya lágrimas en los ojos le dijo – que debo hacer?...volverme indiferente?...no hablar más ya del pasado?...Dulce….es mi última noche…y lo que veo es que se me paso ya la edad y el alma entre los dientes….dime qué debo hacer?...que sola no sé ni cómo pensar….ayúdame….