Alejandro llegó al hospital y de frente se dirigió a su hija y la abrazó contra su pecho y le dio el apoyo y fuerza que necesitaba, y claro quién no iba a conocer a Alejandro Puente el diputado más querido de México, a nadie paso desapercibido, no sólo por los guardaespaldas que lo custodiaban pero porque era un hombre muy sencillo y asequible a todos, hubo por ahí sonrisas al verlo, y por supuesto todas las puertas del hospital se le abrieron informándole que Dulce estaba bien, que no había daño interno sólo el corte y un desbarajuste mental transitorio por el golpe y que no pasaría a más, al escuchar aquello alivió a los dos Puente, tanto a padre como a hija y como buen diputado que era le dieron permiso para que pasara a ver a la joven, Anahi se apresuró a entrar al pequeño cuarto donde habían colocado a Dulce, y se impresionó mucho al verla, no por el golpe ni nada, pero porque era demasiado hermosa esa mujer, una cara angelical que mataría a cualquiera y ahí toda dormida podría enternecer a cualquier ser con un poco de corazón en el cuerpo, se acercó sigilosamente y se puso a su costado y no pudo evitar tocar su mano, la rozó a penas y la electricidad volvió a correr por su cuerpo como cuando sintió el primer beso de aquellos labios que ahora yacían cerrados y distantes, pero la ternura que le provoco esa mujer la tenía casi inconsciente y con la misma decisión que la llevó a rozar su mano, la llevó a rozar su rostro y hasta a querer besarla, pero justo cuando se debatía entre hacerlo y no entró su padre a la habitación.
Alejandro: hija, Diego me dice que lo de los coches ya está arreglado, que la policía no hizo un reporte ni nada, pero que según lo que la gente vio fue culpa de ella y no tuya
Anahi: no papá, eso no es cierto, fue mi culpa, estaba distraída y me pasé la luz en rojo
Alejandro: pero princesa…
Anahi: nada papá, fue mi culpa y yo debo correr con todos los gastos de la reparación
Alejandro: Bueno mi amor – agarró fuerte la mano de su hija y se quedó viendo junto a ella a la imagen que esa mujer dibujaba – vaya si que es muy hermosa, a pesar de la hinchazón del golpe y todo tiene un rostro hermoso – Anahi, quería gritarle que sí a su padre que era una criatura hermosa pero por supuesto no podía descubrirse ante él –
Anahi: es normal papá una chica guapa nada más
Alejandro: jaja ay mi princesa es que tú la miras como una amiga o una competencia, yo la miro como mujer y es verdaderamente hermosa, pero no se me ponga celosa mi princesa que tu lo eres mucho más – besó en la mejilla a su hija mientras la abrazaba –
Aquellas palabras de su padre no podían dejar de retumbar en los oídos de Anahi, mirarla como mujer, y es que ella la miraba así?, como mujer?, si, era cierto…y le parecía una mujer demasiado hermosa, y con un atractivo especial, pero era una locura pensaba….
Alejandro: hija, yo no he visto las cosas de esta chica pero yo creo que hay que avisarle a algún familiar de ella no crees?
Anahi: claro papá, déjame que revise sus cosas y seguro que en su móvil debe tener el número de su casa, no te preocupes papá yo lo hago