El silencio me restregó la ausencia de Alex, recordándome que era la presa atrapada en su propio territorio, sin muchas opciones de fuga; mi habitación se convirtió en el preludio perfecto para prepárarme e ir en contra del cazador, sin posibilidades de ganar.
«¿Dónde está tu coraje?»
Recité sus palabras mientras me ponía de pie para salir de la habitación. Mi coraje fue la calma con la que ignoré mis pensamientos e impulsos mientras caminaba lentamente hacia la puerta del dormitorio de mi tía. Abriéndola, la observé desde el umbral. Su cuerpo tumbado sobre las sábanas desordenadas ondeandas por el ventilador me invitaba a acercarme y cubrirla pero no fui capaz. Notar que vestía la ropa con la que, al parecer, estuvo durante el día me entristeció. Junté la puerta y fui hasta la cocina para tomar un vaso de agua. Después de esto, mi coraje también me llevó a la cama, me hizo sentir cómoda y esperó a que me durmiera.Volví a ver la luz de inmediato, pero no sabía cuánto tiempo había pasado. Miré a mi alrededor, el vacío del espacio oscuro a mi alrededor. Alcé la mirada hacia la luz del techo, ¿de dónde venía? No lo sabía ¿era una bombilla? La forma no se podía ver desde ningún ángulo.
Era extraño, llevaba la bata puesta, y aunque sabía dónde estaba, mantuve la calma.
No había nadie allí excepto yo. Convencida de que aquel lugar era una especie de escenario para él. Permanecí inmóvil aún después de percibir su presencia en la parte superior izquierda de la cama. Sin saber cómo reaccionar al sentir su mirada clavada en mí, tragué saliva y decidí romper el silencio.
—¿Estás pensando qué harán conmigo esta noche? —pregunté con voz temblorosa.
—Desde antes de que vieras la luz, sabía qué haría contigo —modificó su tono de voz a uno más severo—. Te voy a pedir que cuando quieras referirte a mí no me relaciones con nadie más. Me consideran un traidor, los avergüenzo por fijar objetivos absurdos.
—¿No te cansas de hablar con acertijos y enigmas? Todo lo que puedas decirme me lleva a lo mismo, a recordar que sí, pueden pisotear mi voluntad hasta domarme.
Giré mi rostro para mirarlo un segundo.
—No veo nadie a quien domar; solo el medio por el cual obtendré lo que quiero. Sin embargo —caminó con pasos firmes hasta detenerse a los pies de la cama sin sacar las manos de sus bolsillos—, sería de gran utilidad que fluyeras conmigo después de tanta persuasión.
Su persona impecable vestido con un traje azul marino me observaba con serenidad.
El azul hostil de su ojo derecho, como el de un cielo de verano donde normalmente brilla el sol, y un gris coronado de negro alrededor del izquierdo, me recordaron que no estaba tratando con un hombre común. Mirarlo me llevaba a pensar miles de cosas al mismo tiempo.Su concepto de fluir no era diferente al mío, ni siquiera me atrevía a imaginarme disfrutando del contacto íntimo y constante con lo desconocido.
—Si hubieras comenzado a persuadirme engañándome, nunca habría temblado ante ti.
—Te conozco, como todo hombre, estás tambaleando entre creer en lo que ves o confiar en lo que oyes, para al final aceptar ambas. No me hubieras dado la oportunidad de acercarme.
—Podías hacerlo sin rodeos, obligándome como ya lo hiciste otras veces.
—He seguido un orden que me excusa de la culpa de haberte introducido indirectamente a todo esto. Desde el principio te he declarado lo que pasará pero no que no hay vuelta atrás. Mi objetivo no consistía en perseguirte ni salvarte, a pesar de todo, has contado con unas ventajas que jamás pensé dar, porque lo que quiero lo quiero ya.

ESTÁS LEYENDO
IN cubus ©
Fiksi UmumLa desordenada y estancada vida de Camila se ve irrumpida por sueños recurrentes que distorsionan su realidad. Las imágenes difusas de quién se mostraba en sus sueños pasaron a tener carne, huesos y un rostro. Un demonio, un Incubus, Azael... Vesti...