9. Dulce o amarga sensación

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《Luna》


Estoy parada en su puerta porque no puedo seguir con este tormento, verlo de esa manera me está carcomiendo entera, quiero que entre nosotros no haya discordia, porque no quiero que esté culpándose por algo que no fue intencional, porque sólo fue un accidente. Siempre ha sido así desde niños, siempre se ha comportado sobreprotector, quien tiene la obligación de velar por mi vida, y cuando estaba en peligro, siempre se ponía a la acecha. Somos tan unidos en esa parte.

No podía estar quieta, sabiendo como se siente hasta hablar con él y aclarar las cosas. Pero nunca esperé ver esa reacción, admito que da miedo verlo furioso, nunca lo había visto de esa manera, y menos reaccionar de esa forma tan enfurecida.

Aún con los ojos abiertos ante la escena que acabo de ver, tengo mi vista directo a su celular, todo destrozado, me aterra.

La causa de su enojo, ¿será por mí? Esa idea gira en mi cabeza, pero hay algo que todavía no encaja y tiene que ver con aquella llamada, ¡que está pasando!

¿Qué es lo que ocultas?

Nerviosa me paseo por la habitación hasta llegar a él. Cuando lo tengo en frente, no me mira, me evade y me duele saber que no confia en mi, o tal vez yo sea la causa y no me enfrenta. ¡Agh! Todo esto me está volviendo loca, no soporto que estemos así, carajo.

Sigo mirandolo fijamente, y es que nada, no quiere verme a la cara, me frustra, sin embargo me quedo empecinada esperando que decida hablarme, y no me atrevo, es como si evite despertar una parte de él que en algun momento no me gustará ver, eso no lo quiero. No obstante, revivo más la idea cuando veo sus ojos voltear a verme, fijamente.

-¿Qué haces aquí? Pensé que estabas descansando. -Dice con un semblante agobiado y cansado.

No pasé por alto su estado. Se ve agotado, con ojeras por hace horas, sus hermosos ojos de esmeralda, dilatados. Verlo así me duele, me lastima no poder saber que hacer, tratar de hacerlo sentir mejor.

En el instante, sin esperarlo me regala una sonrisa dulce, que hace que mi corazón bombé de una forma descontrolada, en cambio, no pienso dos veces en abrazarlo, recibiendo su cálido tacto, esto lo deseaba.

-Dime que te pasa, esto me está matando, ya no lo soporto -balbuceo sin determe a la vez que lo apretujo más a mi cuerpo. Él como si esperaba aquello, me aferra aún más-. Me duele verte de esa manera.

-Tranquila, no tengo nada... -me alejo para mirar su rostro, pero en sus ojos veo que me oculta algo más.

Algo lo inquieta, y evita decirmelo.

-¿Por que me mientes? -inquiero, enfurecida, confundida hasta los tomates - Me molesta que estemos así, mirate Myles ¡Ya ni nos conocemos!

Su rostro se contrae, y veo como aleja sus manos del agarre. Admito que me duele su actitud.

-No me creas el inocente porque no lo soy, no te cuidé... -se calla un momento y agobiado, vuelve a hablar-. no soporté verte...

-¡No fue tu culpa! -grito, alterada-Ya no más.

-¡Es que no lo entiendes! -refuta, furioso, haciendo que retroceda-No digas que no fue mi culpa porque lo es, nunca me perdonaré no haberte cuidado como debía.

-¡Pues no lo hagas! -ataco, y sus ojos se abren, escrutandome con detenimiento-Yo nunca dije que soy tu responsabilidad, para con esto por favor, no puedes seguir así...

-Si puedo seguir, Luna -zanja terminando de despertar mi furia-. No soportaría que...

-¿Que? ¿No soportarías qué, Myles? -inquiero, histérica. Él me mira ya enfuruñado, acercándose más a mi rostro. Eso me pone nerviosa- Es más, no voy a discutir contigo, porque sólo es perdida de tiempo. Pero, sabes qué, quiero que te quede muy claro algo.

Dulce invierno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora