«Luna»
Mis ojos van directo a los suyos, mirando el paisaje verde que me cobija, permitiendo darme la seguridad que en este momento necesito.
Admito que no me lo esperaba, había pasado una hora pensando en el instante en que pasaría por esa puerta y me explicaría lo sucedido o que yo misma me atrevería a buscar esa respuesta por mi cuenta.
Sin embargo, temo oír de su boca algo peor, que termine destrozando lo poco de amor por él que me queda.
—Luna yo... De verdad lo lamento —emite, sin mirarme—. No conocía muy bien las intenciones de Paula, así no quería las cosas.
—Paula... —menciono cautelosa. Me siento en la cama en frente de él, recibiendo un gesto confuso de su parte —. Tu amiga.
—Aún estas molesta, ¿no es así? —asevera cabizbajo. Respiro profundamente e inclino mi rostro hasta el suyo. Su aroma se adentra por todo mi sistema, haciéndome reprimir un suspiro.
—No lo estoy, pero lo estaré si no me das un... —ante el impulso en que me besa nos caemos a la cama. Siento sus manos viajar directamente hasta mi cintura tomándola con posesión; sin determe enredo mis piernas en torno a su cadera consumiéndome en sus besos y sus caricias. De pronto por el intenso movimiento que hacemos en la cama, chocamos con la lampara de la mesita de noche, produciendo un tremendo ruido que se escucha por toda la habitación. Freno de golpe, mirándolo expectante, sus orbes con esa profundidad de la naturaleza que lo caracteriza siempre, me miran deseosos aunque también un poco aterrados sabiendo lo que hemos causado hace poco.
—Estamos en problemas —emito en un susurro, bajando un poco la guardia, reprimiendo una risita divertida al ver su expresión.
—Claro que no, solo hay que hacer silencio...
—¿Hija? ¿Te encuentras bien? —pregunta una voz detrás de la puerta, poniendome los nervios de punta. Ante el tono de voz me doy cuenta que es mi madre y por impulso le tapo la boca al caramelito que tengo encima. En respuesta me mira con los ojos bien abiertos, percatandome del sudor que se encuentra por toda su cara.
—Sh... No hagas ningún ruido, le contestaré para que vuelva a su habitación, escondete en el baño —indico preparándome para salir del lugar en donde estoy, pero una voz más fuerte retumba por el corredor.
—¿Qué está pasando Aquí, Elena? —dice mi padre luego de ver la sombra de sus pies por debajo de la puerta.
—Ahora si estoy frito —murmura Myles, mirándome aterrado.
—En serio, cuando estoy de verdad en aprietos ahí si no vienen —despacio me bajo de la cama empujando a mi chico al mismo tiempo para que me siga el paso, lo llevo al baño y cuando estoy segura de esconderlo bien, me apresuro rápidamente a la puerta mientras arreglo mi enmarañado cabello con mis manos.
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Dulce invierno ©
Teen Fiction"Eres el mejor regalo de este año y de todos los próximos"