Siento mis manos entumecidas, mis piernas temblosorosas y un fuerte golpeteo en el pecho al estar tan asustada. Parpadeo varias veces pero en ese momento quedo decepcionada y aún más aterrada porque no era él. Arrastro mi cabello hacia atrás para alejarlo de mi frente toda sudada y echa lágrimas mientras trato de mirar la forma de como salir de este lugar.
Vuelvo a mirar a donde se encuentra el chico, unas personas lo ayudan a levantarse y es cuando veo que la herida proviene de una pierna. De pronto escucho un pitido al lado de la mesa.
—Ey, chica, sal de ahí —emite un chico de piel morena, quien tiene un acento extranjero, al parecer es latino —Vamos, no te haré daño.
—E-es muy peligroso, no quiero... Yo...
—No te preocupes, ese tipo se fue. Pero es peor que te quedes aquí, la policía está por venir y hay que salir.
—¿Y qué pasará con ese chico? — inquiero aún nerviosa, mientras observo hacia esa esquina sintiendo que en algún momento terminaré sacando todo de mi sistema.
—La ambulancia ya viene en camino; vamos bonita, no puedes estar aquí—responde, ofreciéndome su mano para salir, la que tomo sin ninguna objeción.
Ya estando fuera, el chico me toma por la cintura y sin dificultad me aleja de ese lugar, tomo aire al sentir la brisa de la noche y respiro profundo al sentirme aliviada y fuera del peligro. Cuando siento que sus manos me liberan me acerco a una pared cayendo recostada hasta el suelo donde empiezo a llorar nuevamente.
—Dios mio —murmuro, aun pasmada—. ¿Qué fue todo eso?
—Esto es lo que pasa cuando una persona termina cedado por alcohol —asevera mientras lo veo sacar un cigarrillo de su bolsillo.
—Tengo que irme de aquí, tengo que buscar a mi hermana y a Myles —inquieta procedo a avanzar hacia la calle pero él me detiene.
—Espera, es muy peligroso. Mira como estas —dice, pero ignoro su argumento y de un halón me libero de su agarre.
—Gracias por ayudarme, pero necesito encontrarlos, necesito saber que estén bien— ante eso último un sollozo se me escapa y vuelvo a sentir el miedo otra vez.
El chico trata de acercarse pero retrocedo.
—Tranquila, te voy a ayudar a encontrarlos.
**~*~**
«Myles»—¡¿Cómo pasó esto?! —Grita Angélica, asustada. No tengo nada que decir porque todo esto fue mi culpa, porque no sé como la perdí de vista. Y por mí está pasando todo esto.
—Todo es culpa mía —digo, aferrando mi cabeza con ambas manos. Recordando una y mil veces la última vez que estuvo conmigo, buscando respuestas de dónde esté; pero es inútil —. Tengo que encontrarla.
Al levantarme Angélica me mira sin demora, su compañero trata de calmarla pero ella no cede.
—Voy contigo...
—Es mejor que te quedes con Alex, el lugar puede ser peligroso todavía.
—¡Peligroso un comino! —Refuta, enojada— Es mi hermana, tengo que saber que esté bien. No me perdonaré si algo le pasa.
Empieza a sollozar y de verla así me enfurezco más porque, ¡carajo! No entiendo como la perdí de vista.
—La voy a encontrar —aseguro luego de acercarme para consolarla—, solo quedate y cuidate, por favor.
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Dulce invierno ©
Roman pour Adolescents"Eres el mejor regalo de este año y de todos los próximos"