Capítulo 9

46 10 1
                                    

Suspiro lentamente, en mi quinto intento de caminar de un lado al otro frente a la oficina de mi jefe, y dejando salir un largo quejido solo me obligo a abrir la puerta, decidido.

—Quiero renunciar — ugh, rayos, no era así como lo ensayé.

Tiemblo un poco por mi error, esperando a que mi jefe no se lo tome en serio. Me mira de reojo, dejando de lado su notebook, para apoyar una de sus manos en su cabeza, diciendo por lo bajo que puedo pasar y sentarme en uno de los asientos frente a él. Dudo un par de veces, pero me acerco, sin emoción, sentándome en seguida. Esta no fue la conclusión a la que llegué la noche pasada. ¡El que Darrell no me mandase ningún mensaje, y que decidiera no venir a trabajar hoy, me ha afectado!

—¿Quieres renunciar? — repite, y de inmediato niego, con la esperanza de que me tome en serio.

Había pensado toda la noche, y Lyon tenía razón en algo, Graham es mi amigo, no quería enojarme con él, y si nuestros altercados son porque soy idiota, y peleo por cosas de la oficina, pues esta es la solución.

—En realidad — procedo a explicarme, antes de que realmente me despidan del lugar —. No quiero estar más a cargo de la división canadiense.

—¿Por qué? — me encojo en mi lugar, dejando salir un suspiro.

—Creo que Graham lo haría mejor — como si le hubiese sorprendido levanta una ceja, negando un par de veces.

—¿Sabes por qué estás a cargo de la división? — asiento, por obvias razones, a punto de responderle —. Y no, no tiene que ver con que él odie el inglés, el director canadiense accedió a hablar francés.

—Oh, perfecto — una razón más por la que odio mi trabajo, y otro punto a mi lista de inseguridades —. ¿Entonces, porque está a cargo de cinco países, y uno de esos es europeo?

—Tal vez — claro, eso me ayuda aún más... —. Pero estás a cargo porque Graham me convenció de que estabas listo.

Parpadeo un poco, no entendiendo del todo. Eso no fue lo que me explicó Darrell, y mucho menos lo que me había dicho este mismo jefe alrededor de un año antes. El hombre suspira, como si me tuviese algo de compasión, que de verdad agradecía, porque esta no es la concepción empresarial que tenía en la cabeza.

—¿Te parece normal que un chico de tu edad, cuya duración en esta empresa solo ha sido dos años, estaría a cargo de una división completa? — bueno, no lo sé, Darrell lleva aquí cuatro, y maneja cinco.

—¿No...? — creo que cae en cuenta de su error, por lo que me señala, hablando con más seriedad.

—Por alguna razón, Graham confía en ti.

Bajo un poco mi cabeza, porque no puedo dejar de pensar el que Darrell rechazara una nueva división por mí, cuando pude haberlo arruinado todo, y no solo yo, sino también él, perdiéramos nuestro trabajo.

Mi jefe suspira, y solo hasta ese momento veo que está sonriendo, lo que me asusta. Rayos, sabía que esto terminaría en alguna clase de sermón de vida, se notaba en sus ojos.

—A decir verdad, yo también confío en ti. Decidí hacerlo cuando ganaste el proyecto, no lo recuerdo muy bien, estaba ebrio — yo también lo estaba por lo asustado que me sentía de exponer el proyecto frente a tantas personas, y sí que fue una extraña noche —. Sé perfectamente que entiendes la ausencia de Graham el día de hoy se debe a ti. Ahora, dime si aún quieres renunciar.

No, aunque quisiera se vería demasiado mal renunciar. Suspiro, porque ahora tendré que procesar mucho más, además, creo que he comenzado a sentir... ¿Culpabilidad?

El Chico de las 6:30pmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora