Capítulo 95

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Dios, estoy tan avergonzado.

No puedo creer que ayer me haya dejado derrumbar tan fácil frente a Isaac, y que el idiota de Darrell por primera vez hizo lo que le entró en gana. Todo es tan complicado. Oliver no me ha hablado, supongo espera una respuesta, una en la que no he podido pensar, porque además de que me peleé con el inútil de mi mejor amigo, yo...

—Lo siento. ¿Esperaste mucho por mí?

Me he sonrojado solo por esta simple pregunta. Levanto la mirada, sosteniendo más fuerte entre mis manos el envase de frutas, por más que quiero decir que no, parece que todas las palabras que conozco, en diferentes idiomas, no pueden ni siquiera pasar de mi cabeza. No debería sentirme tan nervioso. Isaac sonríe, quizás porque me veo estúpido intentando responderle, y solo alza ambos hombros, sentándose junto a mí, deja caer un portaplanos entre los dos, y me mira, esta vez con más insistencia.

—¿Quieres?

Casi le golpeo al extender el envase hacia él, y aunque parece que se pregunta qué rayos sucede con mi actitud, solo vuelve a sonreír, como siempre, mis brazos tiemblan aún más al sentir sus manos sobre las mías al tomar el envase.

—Ya desayuné, estoy bien — entonces golpéame, porque me quiero morir —. ¿Alguna razón para vernos? Te recuerdo que ayer llegué muy tarde al trabajo por tu culpa, tuve que llevar varios dibujos al loft para terminarlos.

Y aunque parece decirlo tratando de recriminarme algo, la burla en su voz solo hace que me sienta a punto de desmayarme por lo rápido que pasa la sangre del golpe de mi pecho, a mi cabeza. Bueno, sí, quizás no debí pedirle que se quedara conmigo hasta que pudiera dormirme, lloré mucho antes de que eso llegase a suceder, pero sigo agradecido por su acción, a pesar de que solo fui idiota con él, pero lo hizo, y descansé un poco de lo estresado y adolorido que me sentía.

—Te llevaré, así no tendrás que tomar el tren — ríe, inclinándose un poco más hacia mí, la forma en que su voz ahora es más baja, seguro hace que tenga una razón el nerviosismo que baja por mi espalda.

—Esto parece una cita.

En seguida dejo caer mi mirada en el envase, donde veo sus manos sobre las mías, las puntas de mis dedos entrelazadas con las suyas, y lo horrible e intenso que debe notarse lo rojo de mi rostro, el temblor que tengo de los pies a la cabeza. Soy estúpido, además consideré el llamarle temprano en la mañana, para que no tuviera problemas en su trabajo. Cierro los ojos, maldiciendo lo descontrolado que estoy, es solo Isaac, no es como si fuera la primera vez que le veo, o estoy solo con él.

—No, por Dios, yo no quería... — aparto mis manos, sé que su quejido es por el casi dejar caer el envase.

—Oh, vamos, eres el novio de mi mejor amigo, nunca te haría algo.

Ahora que lo recuerdo, una vez intentó besarme. Eh, eso ahora tiene mucho más sentido. Sonrío, con un suspiro vuelvo a abrir mis ojos, ahora hay algunos pedazos de fruta en el suelo, pero, aun así, sonríe, parece que ahora no le importa, come trozos de mango. Está bien, Max, recuerda que le llamaste para arreglar las cosas, fui un imbécil con él toda la semana, es tan buena persona que ni siquiera parece tener algo de rencor hacia mí, si estuviera enojado conmigo, no habría venido. Agacho la cabeza, enredando mis dedos en el borde de mi camisa, es mi amigo, uno de los pocos que he tenido, y que ni un solo momento ha sido egoísta, no quiero perderle por un malentendido entre los dos.

—Por lo de ayer, realmente lo siento — sus sentimientos por Oliver no son estúpidos, para él son preciados. Alza una ceja —. Ya estoy preparado para escuchar lo que querías decirme.

Una risa, y por primera vez, parece sorprendido que de soy yo el primero en comenzar la conversación por la que ambos nos encontramos aquí.

—Oh, tú siempre haces lo que quieres — suspira, y ahora, un poco más desanimado, agacha su cabeza —. Max, me gusta Oliver.

El Chico de las 6:30pmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora