El Chico de las 6:30pm

Capítulo 42

Estoy nervioso, y creo que se debe a que Oliver está... actuando de forma extraña. Aunque era de esperarse, acaba de abrirse una pequeña brecha en nuestra relación, y está argumentada en que todo lo que he hecho con él no tiene sentimientos de por medio, y creo que acaba de entenderlo. Hay algo que levemente cambió, al vernos no ha actuado de forma romántica, no ha querido que le bese, y camina frente a mí, sin siquiera girar a verme.

A veces me pregunto si el haber aceptado un poco más de tiempo con él fue la mejor decisión. Sostengo con fuerza mi mochila, porque no sé en qué momento acordé que le acompañaría caminando a su casa, solo pasó. Deseo tener una relación con él, que funcione, por eso acepté darle otra oportunidad, pero la verdad es que... no hemos hablado desde el día de la segunda cita, ni mucho menos cómo lo vamos a sobrellevar. Qué complicado es esto.

—¿Lyon...? — susurro, y él solo lanza un sonido —. ¿Quieres caminar junto a mí?

Se detiene, espera a que le alcance, y continua, pero sin dirigirme la mirada. ¿Y ahora qué?

Siento... como si llevara una gran carga sobre mí, porque sé que no puedo exigirle que actúe de una manera diferente, está herido, pero no estoy seguro de querer llevar todo el peso de la relación, porque para ninguno de los dos es un secreto que no debería ser yo quien la lleve, soy el menos indicado para ello. No puedo arreglarla, por mi culpa se dañó, por ser sincero es que ahora nos rodea este ambiente de incomodidad.

Oliver dijo una vez que, si no quería estar con él, no debería ilusionarle. ¿Hacer esto no es causarle alguna clase de falsa esperanza? Si las cosas no resultan entre los dos, es alargar nuestra inevitable separación. Y está bien, ambos estamos un poco destruidos, los dos tuvimos una muy mala experiencia de por medio, él quiso mucho una persona que no pudo corresponderle, y yo aprendí, dejando ir a la persona más importante de mi vida, que no quiero volver a estar solo.

De ese punto, y por conocer personas a las que llegué a considerar mis amigos, de eso sí estoy agradecido, y no habría podido vivir tan hermosa experiencia si no le hubiera conocido.

Suspiro, atravesando el enrejado del parque cercano a su casa. Pronto llegaremos, y aún no hemos cruzado más que un par de palabras. Le observo de reojo, y... me golpea, de una forma muy dolorosa, la culpa.

—Este lugar se encuentra solo, como siempre — nada. Ladeo un poco mi cabeza —. ¿Quieres tomar mi mano?

Me mira de reojo, y niega. Bien, agoté todo lo que me parece accesible, ya no sé qué más hacer. Me siento culpable, demasiado, pero no me arrepiento de haberle dicho que no me gusta, hubo un tiempo en que realmente me dolió mucho el no poder sentir lo mismo que él, pero ahora que por fin lo entiendo, no todo lo que hice estuvo bien, pero hubo buenos momentos. De verdad lo hubieron.

—¿Habrá una tercera cita?

Ni bien lo pregunto agacha aún más su cabeza, y sé que se ha puesto nervioso, porque tiene el simple reflejo de intentar ocultar su rostro con su cabello. Quizás... algo entre los dos no volverá a ser como antes.

Este debe ser el resultado de tomar malas decisiones, de no hablar acerca de lo que pienso, y siento, pero, sobre todo, del haber esperado tanto para decírselo.

Las pocas calles que faltan para llegar a su casa las pasamos en silencio, sé que no responderá ninguna de las preguntas. Quisiera poder hacerle entender que mi vida no se ha hecho más fácil al decirle que no me siento atraído por él, pero creo que ni mi estabilidad emocional vale la pena.

Atravieso el enrejado de su casa, pero solo me mira a los ojos, unos pocos segundos, antes de lanzar una inaudible despedida, y darme la espalda. No... no me parece bien que las cosas se tornen extrañas de esta manera. Una de mis manos se mueve hasta la cerradura de la puerta, puedo sentir como todo su cuerpo se tensa ante el leve golpe de mi respiración contra su cuello, cierra sus ojos cuando mi otro brazo le rodea por la cintura, y le atraigo más hacia mí.