Capítulo 26

39 6 0
                                    

Es la primera vez, en toda mi vida, que al despertarme mi campo de visión se ha opacado por un ramo de flores, con tantos colores que mi habitación se ve algo insípida en su mayoría blanco y negro. No sé si alegrarme con el estúpido gesto que ha tenido Darrell, o asustarme porque el primero de los dos días importantes ha llegado. Es oficial, hoy se cumplen dos años desde la primera vez que conocí a mi amigo, y bien sea dicho de paso, desde que comencé a trabajar. En serio, han sido complicados, pero gratificantes.

Aunque no sé si estoy feliz por esto, o... no puedo dejar de sonreír porque acabo de recordar a Oliver. Rayos.

Suspiro un poco, antes de levantarme, y salir de mi habitación, pasando mis manos por mi cabello, impresionado de ver a Graham sentado en el sofá mirando por el ventanal, sin siquiera notar mi presencia. Me acerco, interponiéndome entre los dos, y solo hasta ese momento parece reaccionar, sonriéndome.

—Buenos días, Max — dice de la forma más emocionada posible. Me pregunto cuánto tiempo ha esperado por mí.

—¿Qué haces aquí? — rueda los ojos, tomándome por ambas manos, y halándome hacia él, solo para poder rodearme con sus brazos por mi cintura. De inmediato su semblante se vuelve uno de desagrado.

—¿Otra vez ese olor...? — en seguida me separo, olfateando un poco el cuello de mi camiseta.

—¿Qué olor? — no entiendo a qué se refiere, no huelo algo extraño. Alzo una ceja, lanzando un quejido cuando me ha apartado de golpe por mi estómago —. ¿Qué te pasa?

—¿Estuviste con algún animal? — estornuda, y veo como su rostro se torna rojo, sus ojos llorosos.

—Oh, no — sé que he palidecido, porque no puedo creer lo descuidado que soy —. ¡Un gato! ¿Qué hago?

—Cálmate, es una de mis... — se aleja aún más, llevando una de sus manos a su pecho. Se va a morir —. Alergias leves.

—¿Esto es leve? — en seguida trato de calmarme, para no entrar en pánico, no quiero que Darrell también lo haga —. Dios, vete a tu casa.

—Báñate, y cámbiate de ropa, no me iré — qué idiota, en serio. Frunzo el ceño —. Quiero estar contigo.

No sabía que el ser atacado por Nico, solo dos veces, haría desencadenar una reacción alérgica en Darrell. Suspiro, señalándole la puerta, pero él solo rueda los ojos, caminando hacia mí, aunque esta vez me ha rodeado aún más fuerte con sus brazos, lo que me pone un poco nervioso, porque es la primera vez que siento sus manos pasar de manera tan lenta por mi espalda hasta mi cintura, y no he podido evitar el temblar, porque una extraña sensación me ha recorrido cuando siento cada musculo de su abdomen contraerse contra mi cuerpo. Nunca había estado tan agradecido con mi costumbre de dormir sin camisa. Su cabeza se apoya en mi hombro, y siento un sonrojo bajar por mi rostro pues, inconscientemente, llevo la mía hacia atrás al sentir sus labios rozar mi clavícula.

—¿Debería irme de aquí?

Dios, no, no quiero que mis recientes sentimientos por Oliver se vean opacados tan rápido por... por... si su respiración agitada sigue golpeando mi pecho de esta forma tan errática, Darrell se enojará al escuchar el primer gemido salir de mi boca. ¿Por qué rayos no se anima, y rompemos de una vez esta estúpida barrera de amistad que nos separa? Es solo una noche, y con lo excitado que me pone, seguramente será increíble.

—Quédate.

Lanza una burla, bordeando mi cintura con sus manos, que me sorprende, por lo que jadeo, y no puedo sentirme más avergonzado al reaccionar como si realmente hubiese hecho algo para provocármelo. Sube un poco su cabeza, solo para poder hablarme al oído.

El Chico de las 6:30pmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora