Capítulo 46

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Esta no es mi habitación, y no siento la mitad de mi rostro.

No recuerdo... muy bien que sucedió ayer, pero sé que esas estrellas de madera que cuelgan del techo son de Oliver. ¿Acaso terminé pasando la noche con él? Genial, lo que faltaba, ahora tendré que ver a su madre. Me quejo un poco cuando un leve dolor me recorre el brazo derecho al intentar levantarme, y no logro encontrar una razón por la que llevo una camisa totalmente diferente a la que utilizaba ayer, ni mucho menos por qué me encuentro tan mareado. Tanteo mi lado, pero el chico no se encuentra ahí, y...

¡Agh, maldita sea! ¿Qué rayos...? ¿Por qué me duele tanto el rostro?

Dios, sí, algo está sucediendo. Aparto la cobija, y sosteniéndome un momento de la pared intento abrir mis ojos, pero no puedo ver muy bien por el derecho, además de que se me dificulta respirar un poco, de hecho, solo puedo hacerlo por la boca. Necesito que alguien me explique qué me pasa, me da igual si me encuentro hasta a su padre en el pasillo. Ni bien abro la puerta escucho la voz de Isaac provenir de la sala, y con un esfuerzo sobrehumano camino hasta esta, solo para encontrarle junto a Oliver.

—Ah, yo...

Apenas atraídos por el leve susurrar, ahogado por el dolor, me observan de reojo, y el terrible sonido del vidrio cayendo contra el suelo precede la mirada de terror de Lyon. Isaac observa el vaso, ahora destruido en el suelo, me mira a mí, y luego al chico.

—¿Y lo golpeaste con la izquierda? — ¿Qué...?

¿Me golpearon...? Sí, eso podría explicar muchas de mis preguntas.

Powell tiene que tomar por los hombros al chico, para moverle de un lado al otro, porque parece haber entrado en un momento de histeria, y yo tengo que sentarme en un asiento del comedor, porque todo comienza a dar vueltas, otra vez. Simplemente me quiero ir de aquí. Después de gritar un poco más ambos corren hacia diferentes lugares de la casa, sin siquiera aclarar que están haciendo, pero lo único en lo que puedo pensar es en no volver a caer desmayado sobre el suelo del lugar, y la extraña sensación incómoda y dolorosa que me baja desde la cabeza hasta el pecho.

En seguida Isaac me extiende dos pastillas junto a un vaso con agua, que no he dudado en tomar, para que disminuya un poco el dolor, y se dirige hacia la sala para recoger el desastre del vaso de vidrio al momento de verme. Luego noto a Oliver, que me mira en medio de la preocupación, pero apenas toca mi rostro, con un poco de hielo envuelto en un pañuelo, pues de inmediato me quejo.

—¡Isaac, llama una ambulancia! — ¿Una...?

—¡Cálmate, no hagas de esto un drama! — le regaña, con una seriedad que nunca antes había visto —. Solo... Dios, llamaré para preguntar qué deberíamos hacer.

—Lyon... — mi mano va directo a la suya, y cierro un momento mis ojos, porque me duelen —. ¿Qué pasó?

Y... solo escucho unos cuantos sonidos ahogados. El artista apenas nos mira, y tomando su celular se dirige a la habitación del chico, sin siquiera importarme en seguida le tomo por ambas manos, para intentar calmarle, se ve demasiado preocupado, y los últimos recuerdos que tengo, son de ambos hablando un pasando un lindo momento antes de llegar a su casa.

—Lo siento, lo siento — ¿Por qué...? Me molesta tanto no entender —. ¡Tenía miedo, pensé que ibas a golpearla! Recordé mucho el día del partido de futbol, comenzaste a gritar antes de ahorcarme, si yo no me pude defender ella... ella no habría...

Ah, sí... estaba peleando con Sophie. Recuerdo la forma en que ambos me miraron, en medio del terror, también toda la sangre que bajaba por mi rostro, y la que estaba en mis brazos, después solo... parece ser que me desmayé. Ella debe estar tan asustada, si antes me odiaba ahora seguro ni debo existir para la chica. Es injusto, solo me enojé por un comentario acerca de Darrell, ni siquiera sé en qué momento la ira fue la que se apoderó de mi control. Suspiro, inclinándome un poco hacia Oliver, y sostiene más fuerte mis manos, intentando no sollozar.

El Chico de las 6:30pmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora