Capitulo 51

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La última línea del discurso de Darrell decía que existe una sola persona, que, al llegar, podría decirse que cambia tu vida por completo. No tengo idea del por qué dijo algo tan extraño para un discurso en el evento más importante de la empresa, ni sé quien tuvo la pésima idea de ponerle como presentador, pero me gustaría creer que la persona a la que se refiere, soy yo.

Al menos, después de arreglar las cosas con él, tengo la leve esperanza de que podría ser así. Le extrañé, y no puedo esperar para curar las heridas que he marcado durante este mes, en el que fui tan idiota. No quiero que Darrell vuelva a decir que está herido, que le han abandonado, o que se sintió solo, lo único que puedo hacer en este instante es sonreír, mientras me encojo aún más en su pecho, y mis dedos pasan de manera suave por su cabello. Porque sí, había olvidado la agradable sensación de pasar la noche con Darrell, algo que solo él puede lograr sosteniéndome entre sus brazos.

Me alegra demasiado el no haber perdido la oportunidad de ir tras él. Yo pude haber seguido actuando como idiota, haciéndome creer que no le necesitaba, cuando eso no era cierto, y él pudo haberse resignado. Como sea, el resultado pudo haber sido mucho peor, y reconozco que el haber terminado juntos, en mi departamento, ya es un milagro en sí. Claro que... no pasó nada que valiera la pena, de hecho, estuvo callado durante el camino hasta aquí, y después solo dijo que quería dormir. Supongo que la fiesta de anoche le dejó cansado, a mí también, corrí demasiado para alcanzarle.

Mi mano baja a su rostro, y no puedo evitar atraerle más hacia mí, para rozar mis labios con su frente. ¿Es normal que esté tan feliz? Lo estoy, y me da miedo, pero un vago sentimiento de satisfacción.

—Darrell — por lo pronto, sé que el idiota se está haciendo el dormido —. Ya despierta.

Suspira, y por fin vuelvo a apreciar, tan cerca de mí, el hermoso tono café de sus ojos. Lo extrañaba, necesitaba, y deseaba de una forma absurda. Se queja, empujándome por el pecho, pero eso no hace que la sonrisa desaparezca de mi rostro, porque me parece estúpida la manera en que oculta su cabeza con la almohada. En seguida me siento en la cama, para tomarle de los hombros, y mis dedos bajan por su cuello, directo a su clavícula. Me pregunto si él...

—¡Dios! — grita, lanzando la almohada directo hacia mí, y me sorprende lo mucho que el golpe en mi rostro duele —. ¿No entiendes que así no quiero que comience mi mañana?

Se vio... un poco hostil, y nunca me había gritado así. Bueno, no importa. Niego, volviendo a sonreír, y esta vez le tomo de ambas manos, para intentar levantarle, aunque no soy capaz de hacerlo, no tengo suficiente fuerza. Hay algo que se ve diferente en él, pero no he podido saber qué es, y no quiero retribuírselo al hecho de que, al contrario que a mí, no se ve tan feliz como llegaría a esperar, quiero decir, él también pasó un mes sin verme, podría actuar un poco más emocionado de estar aquí, como solía hacerlo.

—Oh, entiendo. ¿Cómo quieres que comience tu mañana? — rueda los ojos, dándome la espalda. En seguida mi respiración se corta un poco —. ¿Quizás algo para desayunar?

—No — es su simple respuesta, y muerdo mi labio inferior.

—Darrell... — por más que le llamo, un simple sonido distraído es lo que obtengo —. ¿Estás bien?

—Sí.

Esto... se siente extraño. Yo sé que él ha cambiado, por mi culpa, pero no esperaba esto. Ni siquiera me importa el que, claramente, me quiere ignorar, ya estoy fuera de la cama, rodeándole, y me arrodillo frente a él, pero no parece interesarse en mi presencia. Su mirada sigue estando vacía. Pensé que todo lo habíamos aclarado anoche, pensé que lo habíamos hablado, pensé que lo habíamos arreglado.

El Chico de las 6:30pmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora