Capítulo 10

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Natalia no entendió el enfadado que sentía hasta que Alba apareció de la mano con aquel hombre. Le dio un repaso con la mirada y se hallo irritada, queriendo pegarle un golpe.

-Natalia -dijo Alba con cierto nerviosismo-, te presento a Eric, mi...

Natalia no quizo oír lo que venía a continuación de "mi", así que intervino de manera violenta:

-Sí, ya sé quién es, es el caso que te tuvo ocupada toda la noche.

Eric arrugó la frente.

-¿Perdona? -preguntó.

-Perdonado estás -respondió Natalia y dirigió su mirada a Alba-. No me han dejado ni pasar a estar con Emma.

-Deberías haberte marchado, entonces -dijo Eric.

Natalia lo ignoró y siguió mirando directamente a Alba, quién se mantenía en silencio.

-Dale un abrazo de mi parte, me marcho ya, siento las molestias.

Y sin más que añadir, empezó a caminar con firmeza. En su mente se repetía "capullo", una y otra vez.

-¡Natalia! ¡Espera! -escuchó detrás suyo, pero hizo caso omiso, esperando que Alba la dejara marchar-. ¡Natalia, por favor, espera!

Natalia no se detuvo, continuó hasta llegar a su coche. Cuando se sentó, empezó a pegar golpes al timón y empezó a llorar.

-¿Qué coño te pasa? -se preguntó- ¿¡Qué coño te pasa?! -alzó la voz y su llanto se intensificó.





-Alba's POV-

En los días siguientes, no supe nada de Natalia. A veces le escribía por mensajes, pero nunca respondía. Cuando me encontraba con Marta, preguntaba por ella. Marta ponía media sonrisa y me decía que no la había visto y sabía que me mentía. No insistía mucho más, no quería parecer pesada.

Natalia siempre se había comportado así. Sobretodo en nuestro último año juntas, cuando nuestras discusiones se hicieron más habituales. Solíamos romper como mínimo dos veces por mes, era un ir y venir. Natalia solía irse cabreada y no volvía pasado unos días. No acostumbrábamos a hablar de nuestros problemas. Frecuentemente, se arreglaban follando.

A mi parecer, Natalia siempre tuvo ese comportamiento porque odiaba discutir conmigo. Sus padres habituaban a hacerlo y ella no quería que pasara lo mismo con nosotras. Era más fácil para ella marcharse que tener discusiones y acabáramos rompiendo definitivamente, aunque eso no fuera sano para nuestra relación.

Pero ahora todo era diferente y los días iban pasando y Natalia no intentaba comunicarse conmigo. Decidí poner fin de raíz la situación que tenia con ella, yo ya me había abierto con ella y había pedido perdón por mis errores, y le pedí una segunda oportunidad, dándonos paso a iniciar alguna amistad. Si ella no sabía valorarlo o sobrellevarlo, ya no estaba en mis manos.

Estaba claro, que cualquier intento por llevarnos bien no iba funcionar. Natalia era una persona llena de monstruos y yo también, pero a diferencia de ella, yo había madurado y sabía controlarlos.

No fue hasta dos noches antes de noche buena que Natalia dio señales de vida. La vi por la mirilla, después de que tocara el timbre, jugando con sus manos mientras esperaba que la abriera. El olor a alcohol inundó mis fosas nasales cuando dejé que la puerta no fuera una barrera para nosotras.

-¿Pue-puedo pasar? -me preguntó y yo negué.

-¿Has estado bebiendo?

Ella asintió.

Volverte a ver - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora