Epílogo - Parte I

13.9K 544 318
                                    


—Entonces, ¿cuánto es cinco por seis? —Natalia se hallaba sentada junto a Emma, con quién practicaba la tabla de multiplicar, esperando la respuesta de su hija.

Emma se llevó la punta del lápiz a los labios, haciendo el cálculo adecuado.

—¡Treinta, mami! —gritó.

Natalia sonrió.

—¡Tengo la hija más lista del mundo, no cabe duda!

—Tenemos —corrigió Alba, captando la atención de su familia.

—¿Te has atrevido a bajar por las escaleras sin ninguna ayuda? —preguntó Natalia, achinando los ojos—. Pollito, mamá no está siguiendo las instrucciones del médico, ¿qué debemos hacer?

—Quererme —se defendió Alba, acercándose a pasos lentos—. Emma, ¿puedes ir un momento con la tía Marina, por favor?

Emma asintió con la cabeza, se bajó de su silla con mucha prisa y antes de abandonar la habitación, dejó un pequeño besito en la enorme barriga de Alba. Cuando Emma desapareció de la escena, Alba gimió de dolor, inquietando a Natalia.

—¿Qué pasa, cariño? —Natalia se puso de pie y corrió hacia ella, para cerciorarse que todo iba bien—. ¡Te dije que no bajarás por las escaleras sin ayuda!

—¿Te acuerdas de nuestro plan? —Alba volvió a gemir de dolor, cerrando con mucha fuerza los ojos—. Natalia, necesito que... joder... Natalia, necesito que vayamos al hospital... Es el momento, cariño.

Natalia abrió los ojos del susto.

—Natalia, no ahora, por favor —Alba se apoyó en el pecho de la morena, tratando de no gritar por la tortura que sentía en sus entrañas—. Necesito que... ¡EL PLAN, NATALIA!— gritó desesperada Alba.

Natalia se había olvidado del plan.

—Yo... yo... —tartamudeó la morena—. Sí, sí... el plan... yo... ¡El coche! ¡Las llaves! ¡Las cosas! ¡El médico! ¡Joder, las llaves! ¡El coche! —empezó decir Natalia, caminando hacia la salida, en busca en todas de esas cosas que repetía una y otra vez.

Subió de tres en tres las escaleras, en busca del maletín del bebé y volvió a bajarlas de tres en tres cuando ya lo llevaba colgado en el brazo. Cogió las llaves del coche impaciente y se encaminó a la puerta principal, con la intención de marcharse.

—¡Te olvidas de mí! —gritó Alba—. ¡Natalia, céntrate, por favor!

—Mierda, sabía que tenía que llevar a alguien al hospital.

—¡Mucha suerte, chicas! —gritó Marina desde la segunda planta, observando la graciosa escena con una sonrisa—. Ya he avisado al médico que vais de camino, yo me encargaré de anunciar la noticia a todo el mundo y de cuidar a Emma, no os preocupéis.

Natalia asintió energéticamente, abrazando con un brazo a Alba y marchándose junto a ella, con la ilusión de agrandar su pequeña familia.


———

—Natalia's POV—

Las contracciones se estaban haciendo mucha más intensas y seguidas a medida que pasaba el tiempo y ver sufrir a Alba de aquella manera, me destrozaba.

—¿Quieres que te traiga agua? —pregunté acercándome a ella—. Puedo ir un momento a la...

—¡Ni te atrevas, Lacunza! —respondió—. Porque patearé tu culo si sales de aquí.

—Pero...

—Estás advertida —y volvió a gritar de dolor, atrapando mi mano y apretándolo con fuerza.

Volverte a ver - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora