Capítulo 5

17.1K 735 90
                                    




Natalia abrió los ojos lentamente, sintiendo la luz solar tocarle el rostro, trató de levantarse de la cama pero la resaca se lo impidió. Se cubrió el rostro con las manos y bufó.

–Maldita mierda... –se maldijo.

La noche anterior había sido una locura descontrolada, había bebido hasta más no poder y a penas recordaba ciertos momentos. Sobó sus ojos con sus puños para así despertarse un poco más. Con un poco de esfuerzo cogió su teléfono móvil de la mesita de noche y lo encendió para leer todos los mensajes de texto y ver las llamadas perdidas. Gran parte eran de Sabela y su secretaria, Antonia. Al deslizar un poco hacia abajo se encontró con algo que la hizo levantarse de la cama de un salto.

–No... No, ¡maldita mierda!

Ante sus ojos había un mensaje de texto de Alba y el contenido no era nada bueno. Natalia entró a la conversación y se llevo la mano a la frente. La había cagado.

Natalia

Np entirndo porque had vuelto a aparecr Alba Rocher

Alba

¿Eh? ¿Quién eres?

Después de esto, Natalia había enviado una foto de ella posando con 2 chicas a lado suyo mientras estas le besaban el cuello.

Alba

¿De que coño vas Natalia?

Natalia

Has pregintadp quirn era y q mejor q uns foto para q me reconozcss

Alba

Estás comportándote como una niñata.

Natalia

Uns niñsta q va fallar miy bien ests npche

Alba

Me importa muy poco si follas, vete a la mierda.

No quiero saber más de ti.


Natalia cayó de espaldas sobre la cama y se cubrió la cara con las manos, se preguntaba internamente porqué había hecho la estupidez de abrir a Alba la noche anterior y se lamentaba, primeramente, el haber aceptado recibir el número de la rubia cuando Marta se lo ofreció.

El teléfono vibró en sus manos y miró a ver quien era. El nombre de Sabela se iluminaba en la pantalla y suspiró. No quería salir de la cama y no quería afrontar su realidad, pero muy a su pesar, contestó.

–Dime Sabela –la voz de Natalia salió ronca y Sabela puso los ojos en blanco.

–¿Has vuelto a beber?

–Eso no es tu problema, ¿a qué se debe tu llamada?

–No sé... umm... tal vez... no sé, eh... Pero tal vez que tienes empresas importantes a tu cargo y al ser así, no sé... ¿tendrías que estar aquí y hacerte cargo de ellas?

–Sabes lo que tienes que hacer, para algo te contraté. Haz lo que sabes y ya.

–Estás jodiendo tu vida por una gilipollez, Natalia –soltó Sabela enfadada y colgó.

Natalia miró el techo y sin darse cuenta, empezó a llorar. Entendía que aunque ella tenía una actitud muy dura, en este último mes su comportamiento se había vuelto mucho más estúpido con la gente que la apreciaban.

Volverte a ver - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora