Volverte a ver - Albalia

Capítulo 17

–Alba's POV–

Había divisado a Julia manteniendo un cruce de palabras con Natalia y luego de eso uniéndose a charlar con los demás. Me miro de reojo, claramente resentida.

–Déjalo estar –me dijo Natalia al oído, cogiéndome de la cintura y acercándome a ella.

–¿Qué ha pasado?

–Nada importante, disfrutemos de la noche –respondió, dándome un beso en la mejilla.

Todos charlábamos entre todos, hasta que quedaban cinco minutos para media noche. Todos nos situamos frente al televisor, a observar cómo el presentador se preparaba para anunciar las campanadas. Cada uno tenía una copa llena con 12 uvas.

–Ojalá no me atragante esta vez –dijo Marta y todos rieron.

–Yo te hago primeros auxilios, bebé –Maria la abrazo por detrás, reposando su cabeza sobre su hombro.

–¿Yo también recibiría primeros auxilios si me atraganto? –me susurró Natalia en la oreja.

–Yo no sé de eso, tal vez Julia pueda ayudarte –Natalia me miró extrañada.

–¿A qué viene eso?

–No deja de mirarte, parece que te desnudara con la mirada.

– Eso es idea tuya, Alba.

–¡Venga chicos! –gritó alguien– ¡Ya empiezan!

Y empezaron a sonar las campanadas. Como era habitual, intentaba pedir un deseo mientras comía una uva, pero siempre era un fracaso. Cuando tocó la última campanada, yo recién iba por la octava, frustrada.

–Albi, que no llegas –me dijo Natalia, riéndose de mi.

–Déjame.

–Quiero mi beso de año nuevo.

No le hice caso y seguí con mi acción, hasta acabar. Natalia se fue de mi lado, acercándose a dar abrazos y desear feliz año a las personas que se encontraban allí. Yo hice lo mismo, perdiéndola de vista.

–¡Feliz año a todos, cabrones! –gritó Maria, abriendo un champán– ¡A celebrar!

Cuando acabe la ronda de abrazos, Maria se acercó a servirme la bebida en la copa. Yo buscaba a Natalia con la mirada, sin encontrarla.

–¿Buscas a tu novia? –miré a Maria, negando.

–No es mi novia –le aclaré–. ¿Sabes a dónde a ido?

No pude escuchar su respuesta porque la vibración de mi teléfono en mi mano, me distrajo.

–Perdón, Maria. Es importante –le dije, después de ver quién llamaba.

Ella asintió y yo me alejé, contestando el teléfono.

–Hola Manel, ¿va todo bien?

–Alba, bonita, hola –saludó–. Feliz año.

–Feliz año para usted también, ¿va todo bien? –Pregunté, insistiendo.

–Ay, hija –suspiró–. Estamos en urgencias, la pequeña ha tenido un pequeño accidente.

–¿Cómo un accidente? ¿Dónde estáis? –caminé hasta el perchero para coger mi chaqueta, mientras el pánico se apoderaba de mi–. Manel, por favor, dígame que todo está bien.