Capítulo 34

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—Natalia's POV—

–Señorita Natalia, tiene visita –levanté la mirada, observando a Antonia junto a Alba, quién me miraba con una sonrisa tímida.

–Yo me encargo, Antonia –dije, abandonando mi asiento y acercándome a saludar a Alba.

Antonia nos dejó a solas y yo aproveché a probar los suaves labios de Alba, mientras la envolvía con mis brazos.

–¿Así que vas a encargarte de mi, eh? –dijo al separarnos.

–Bueno, si me lo permites –sonreímos y nos sentamos en el sofá de terciopelo que ocupada un pequeño espacio en mi oficina–. ¿A qué se debe tu visita? Pensé que tendrías el día muy ocupado por trabajo.

–Eduardo ha decidido darme el día libre –Alba se levantó del sofá, sentándose sobre mis piernas y pasando un brazo por mis hombros–. Y he pensando que sería genial pasar el día contigo y Emma.

Miré a los ojos a Alba e intenté creer que no pasaba nada, pero la conocía muy bien y sabía que algo estaba atormentando su cabeza en aquel momento.

–¿Cuánto tardarás en decirme lo que va mal? –pregunté, acariciando su mejilla–. Sabes que la base de esto es la comunicación, Alba.

–Lo sé, Natalia –dio un suspiro cansado–. Es Emília otra vez.

–¿Con qué ha salido esa mujer esta vez?

–Tenias razón sobre la relación entre Emília y Eric, se conocen.

Asentí con la cabeza, prestando atención a lo que diría a continuación.

–Y voy a hacerte caso, voy a denunciarlo... tanto a él como al policía que llevo el caso de mi agresión.

Sonreí y agradecí que Alba tomara en cuenta mi petición al respecto con Eric. Ese capullo junto a ese policía de mierda, tenían que pagarlo de alguna manera.

–No van a hacerle mucho a Eric si me dan la razón en el juicio –enarqué una ceja, mirándola con curiosidad–. Como mínimo tres meses de arresto.

–¿Aún te duele recordarlo, verdad?

Alba asintió con la cabeza, cerrando los ojos.

–Es como si siguiera persiguiéndome –contó–. Me da rabia salir sola del trabajo por las noches y pensar que él podrá aparecer en cualquier momento, a apretar... fuerte, muy fuerte.

Acaricie la mano de Alba, brindándole consuelo o alguna forma de decirle que estaba allí.

–Y creí haberlo superado, pero a veces es imposible quitar esa sensación de mi pecho, Natalia.

–Sé que no puedo quitarte todo los sentimientos que sentiste aquella noche, pero voy a crear unos nuevos, para curar todos aquellos.

–Te quiero mucho, Natalia.

—Alba's POV—

Habían pasado cinco meses desde la muerte de Manel y a partir de allí, parecía que todo iba en escala creciente, casi sin esperármelo.

Había conseguido un nuevo trabajo, una nueva vida junto a Natalia y Emma y el amor incondicional en su fase más alta.

Aún existían los mismos problemas, pero al menos me sentía acompañada y querida y con muchas ganas de enfrentarlos.

Esta vez no estaba huyendo, estaba vez estaba combatiendo todo lo que me aterraba y gran parte (por no decir toda) era gracias a mi chica. Mi Natalia.

–Emma, tienes que comerte el puré de calabacín –advertí.

–No, mami... ¡es muy grinch! –dijo, cruzándose de brazos y poniendo morritos.

Volverte a ver - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora