(25) Fin de la segunda parte.

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Entro al baño, estoy sudado después de dos largas horas en el gimnasio. Mientras el agua caliente cae por mi cuerpo, intento relajarme. Pero no se puede... No está noche Julián. Mañana intentaré traerla de nuevo, a el lugar donde nunca tuvo que irse... a mi lado.

Me paro frente al espejo. Con únicamente, una toalla rodeando mi cintura. Un rubio de ojos azules, pómulos pronunciados, nariz respingada y labios carnosos me devuelve una mirada sombría. Lanzo un suspiro al ver que mi cabello está creciendo de nuevo. Esta mierda me molesta muchísimo.

Saco la máquina de cortar pelo. La ajusto en 2 y comienzo a raparme la cabeza. Los escasos centímetros de cabello que me crecieron caen en la lavabo. Cuando termino me doy cuenta que me veo más rudo con este estilo. No estoy seguro si es como me gustaría verme siempre, pero por ahora estaré así.

Salgo hacia mi habitación, me visto y luego me acuesto a dormir. Mentiría si dijera que pude hacerlo. Doy vueltas a lo largo de la cama toda la maldita noche. El tiempo pasa. No puedo dejar de pensar en ella y en todo lo que nos pasó. En todo lo que yo provoqué y en todo lo que hice pasar a la gente que quiero. Ellos creen que no soy consciente de lo que hago. Pero es que no entienden el poder que Ivanna ejerce sobre mí.

El tiempo pasa, los minutos, las horas... hasta que el despertador suena. Lo apago y cuando parpadeo me doy cuenta que me arden los ojos. Me levanto arrastrando los pies. Tengo que ir a buscar a mi chica. No aguanto ni un dia mas sin ella.

Me tambaleo hasta las escaleras. Me tropiezo y casi me caigo. Creo que se me bajó la presión. Preparé mi ropa y la dejé en el sofá así que no me queda más remedio que bajar. Me cuesta hacerlo pero con paciencia logro llegar hasta abajo.

Me pongo mi jean negro y de pronto me siento mareado ¿Será porque desde hace mucho tiempo que no como ni duermo? El timbre suena. Deben ser los chicos. Camino despacio hacia la puerta. Tocan el timbre de nuevo. Ya voy, carajo. Abro la puerta y me encuentro con Martín, Gastón Y Abel. Su expresión natural les cambia por una de asombro.

— ¿Estás bien? — Me pregunta Martín preocupado.

Cierro los ojos con fuerza. Yo... No sé hermano, no sé.

— ¿Amigo?

— Me siento mareado. — Aviso.

Las piernas me fallan y antes de caer al piso mis amigos me agarran. Gastón y Martín me llevan hacia el sofá.

— Dime que no te drogaste Julián. — Me suelta Martín.

Niego con cabeza.

— No hice nada. Es sólo que no dormí... Y tampoco comí... pero no tenemos tiempo para esto. Debemos ir a...

— Tú no irás a ningún lado así. — Me interrumpe Gastón.

Me obligo a abrir los ojos bien.

— Si no la busco hoy... Ella escapará de mí. No hay discusión, tengo que ir.

— ¡No! No podemos perder más tiempo... así que vas a hacer lo que yo te diga. Tú y yo nos quedamos aquí y Gastón y Abel irán a buscar a Ivanna.

Intento pararme del sofá pero me dan nauseas y me vuelvo a marear. Niego con la cabeza mientras se me contrae el rostro. Debí cuidar mi salud.

— Es lo último. Nosotros nos quedamos. — Se vuelve hacia Gastón y Abel. — El cloroformo y las máscaras están en el sótano. No pierdan más tiempo, Julieta seguro ya se fue.

Ambos asienten mientras van corriendo hacia el sótano. Me doy cuenta que están vestidos de negro. Quiero ir... Quiero consolarla cuando este asustada. Martín me levanta y me ayuda a subir las escaleras. Cuando estoy llegando a mi habitación siento el auto salir de mi patio.

— Ahora te voy a hacer algo para desayunar y luego dormirás unas horas... — Me dice mientras me acuesta en la cama.

Abro la boca para decir algo pero me interrumpe.

— No. Sea lo que sea, no. Deja que nosotros nos encarguemos de esto.

Le hago caso aunque me cueste. Martín se va escaleras abajo y vuelve a los 10 minutos con una taza de café con leche y tostadas con miel.

— Seguro tuviste un pico de estrés... luego de desayunar, duerme y te despertarás como nuevo.

Asiento mientras muerdo una tostada. Veo una expresión rara en el rostro de mi amigo mientras cierra las cortinas de la habitación. Pongo los ojos en blanco.

— ¿Y ahora qué pasa? — Mi voz suena pesada.

— Vimos a Liliana parada en la esquina de tu casa al llegar.

Me quedo mudo ¿Esa loca de nuevo? ¿Cuándo va a dejar de joderme la vida? Cierro los ojos con molestia.

— ¿Que vas a hacer al respecto? — Me pregunta.

Me encojo de hombros.

— Ya intenté todo... tendré que amenazarla. No puedo denunciarla porque no quiero a la policía cerca de mí.

Asiente de acuerdo conmigo. Luego se levanta para ir a dejar la bandeja de desayuno.

— Iré a preparar el sótano para Ivanna... — Se vuelve hacia mí. — Duerme.

Me acomodo entre las almohadas y cierro los ojos dejándome caer en un sueño profundo.

                            ~•~

Me despierto de golpe, miro para todos lados y me encuentro con mi oscura habitación. Me siento mucho mejor que esta mañana. Está todo en silencio y puedo ver que dormí por 4 largas horas. Me siento en la cama con tranquilidad para ponerme mis borcegos negros. No quiero pensar en que está pasando abajo.

Voy al baño y me lavo la cara y los dientes. Me veo mucho más descansado y el color volvió a mi rostro. Bajo las escaleras con tranquilidad y me encuentro a Martín, Gastón y Abel, sentados en mi sofá almorzando pasta con cerveza. Me les quedo mirando. Veo dos máscaras de Guy Fawkes, descansando en el suelo, a un lado del sofá.

— ¿Quieres almorzar? — Me pregunta Gastón.

Niego con la cabeza mientras me retuerzo las manos, expectante. Díganme lo que quiero saber de una vez, antes de que salga disparado hacia el sótano. Hay un minuto de silencio entre los 4.

— Ella está en el sótano. — Suelta Martín.

Me tapo la boca y me agarro la cabeza. No puedo creerlo.

— Tómatelo con calma. — Agrega.

Camino hacia el sótano intentando controlar mi desesperación. Siento que mi respiración comienza a agitarse cuando abro la puerta. Bajo las escaleras con mis ojos pegados al piso y veo de reojo que el reflector está iluminando algo en el suelo.

Ahogo un grito al levantar la vista. Siento un piquete de adrenalina en el pecho y creo que casi me desmayo al verla. Esta sentada en el suelo con la cabeza gacha y el cabello negro cubriendo su rostro. Una cadena rodea su cintura y sus brazos están atados detrás de su espalda. Vestida con un suéter negro, un jean azul y zapatillas negras converse.

Me acerco despacio... pensando que el destino puede jugarme una broma y al correr su cabello, sea otra chica diferente. Me pongo de cuclillas a su lado y siendo que me salta el corazón. Puedo ver su pecho subir y bajar suavemente... Me armo de valor y con dos dedos, le corro el cabello del rostro. Se me nubla la vista por las lágrimas, al encontrarme con el amor de mi vida. Su rostro pálido, sus labios rosados y sus pestañas acariciando sus blancas mejillas. Es tan hermosa que me duele en el alma. Le acaricio la mejilla con los nudillos mientras las lágrimas caen por mi rostro. Sonrío.

— Por fin. Por fin estamos juntos.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora