(82)

7.7K 468 22
                                    

Me limito solo a mirarla con rabia emanando por todos los poros de mi piel. Tiene el labio inferior con sangre y creo que también tengo sangre en mi boca porque siento el sabor metálico en mi lengua.

— No importa lo que hagas conmigo. Yo quiero estar aquí. — Me dice entre sollozos.

¡Ivanna jamás me diría eso! ¡Mi imaginación solo quiere joderme la vida! La fulmino con la mirada y se me tensa la mandíbula mientras siento como las lágrimas salen disparadas de mis ojos. Intento no mirarla mas pero ella se acuesta sobre mí. Apoya su cabeza sobre mi pecho y me rodea con ambos brazos. Tiro la cabeza hacia atrás, mientras contraígo el rostro. Quiero que todo esto pare. Necesito luchar. Esto es peor que estar muerto. Prefiero la muerte que vivir así.

— Suéltame Ivanna. — Mi voz es temblorosa. — ¡No quiero que me toques! ¡¿Entiendes?!

Ella solloza y se aferra mas a mí cuerpo. Niega con la cabeza.

— No me importa si no quieres. — Levanto la cabeza y veo su rostro.

¡Dios! Tiene la cara congestionada y roja por las lágrimas y sangre en su boca. Me regala una sonrisa triste.

— ¿Qué ironía no crees? Ahora yo soy la acosadora.

¡¿Está jugando conmigo?! ¡¿De que mierda va todo esto?! Desvío la mirada de golpe y me esfuerzo por dejar de llorar.

— No te dejaré jamás. Eres mi hogar. — Me suelta con voz suave.

¡Mentirosa! ¡Mentirosa! ¡Ivanna nunca me diría algo así! ¡Me niego a pasar el resto de mis días adorando su recuerdo! ¡Tengo que resistir!

— Mentira. — Le suelto con rabia.

— Es cierto lamentablemente. — Contesta con voz agitada.

Se aferra mas a mis brazos y la sensación de su cuerpo contra el mío, comienza a ganarme. Mierda, se siente tan real... Poco a poco mis músculos se relajan. Si, todavía la amo como un imbécil. Mi acerco a su pelo e inspiro profundamente el aroma de su cabello. Es como una droga. Maldición. De pronto siento su respiración agitada. Me abraza con fuerza, como si fuera a caerse.

— ¿Ivanna? — Pregunto con voz suave.

No me contesta y continua respirando fuerte. Es... ¿Un ataque de asma? ¿Pero qué...?

— ¡¿Qué tienes?! — Grito asustado.

Respira mas fuerte y no se mueve. Creo que se está ahogando ¡Mierda! ¡No! ¡No! Dejo salir toda mi desesperación.

Alucinación o no, me dejo ir.

— ¡No me asustes Ivanna por favor! ¡Mírame, mírame! — Le beso la cabeza repetidas veces.

Ella levanta la cabeza despacio y veo que sus labios están morados. Abro los ojos como platos.

— Julián... — Susurra pero no puedo entender que quiere decirme.

¡No! ¡No puedo permitir que se ahogue sobre mí!

— ¡No! ¡Respira mi vida! ¡Respira mi amor! — Le grito mientras intento liberarme de los amarres.

Su pecho sube y baja rápidamente. Siento que la desesperación aumenta al no poder hacer nada por estos amarres de mierda. Ivanna para esta altura tiene los ojos cerrados. Aprieto los dientes y tomo toda la fuerza que tengo para romper las ataduras que me inmovilizan. Ignoro el dolor de mis muñecas y antebrazos. Tiro con mas fuerza hasta que por fin, las ataduras se rompen.

Por fin liberado, tomo a Ivanna entre mis brazos y la levanto. No pesa nada. Comienzo a besar cada centímetro de su rostro como si mi vida dependiera de eso.

— ¡Reacciona Ivanna! ¡Por favor despierta y abrazame! — Le pido gritando.

Siento que le pegan a la puerta y luego se abre de golpe ¿Estaba con seguro? Mi padre entra aun con su celular en la mano y nos mira con los ojos abiertos como platos... tú... ¿Puedes verla?

— ¡Papá, no está respirando! ¡Trae ayuda! — Le ordeno antes de pensar cualquier otra cosa.

— ¡¿Julián que hiciste?! ¡¿Por que tiene sangre en el rostro?! — Me grita mi padre atónito.

Yo... la mordí. Y ella... ella es real. Ivanna esta aquí y vino a verme... ella vino a mí.

— ¡¿Acaso no escuchas papá?! ¡Busca ayuda! — Vuelvo a gritar sintiéndome desesperado.

Mi padre sale corriendo de la habitación y yo me levanto de la cama, con Ivanna en mis brazos. Los enfermeros traen una camilla y mi psiquiatra aparece mirándonos con los ojos abiertos como platos. Al parecer nadie sabía que estaba aquí.

— Ya sé, ella no es una alucinación.

Un enfermero me la quita de mis brazos, la pone sobre la camilla y la doctora comienza a revisarla.

— Ya no respira y su pulso es elevado. No puede estar en psiquiatría ¡Hay que llevarla a urgencias y llamen a un medico clínico! ¡¿Como pudieron permitir que esa chica entrara a la habitación de mi paciente?!

Intento seguir la camilla junto con mi padre, cuando de golpe mi psiquiatra me agarra por los hombros y me aparta. La miro, perplejo.

— Necesito que vuelvas a tu habitación. — Me ordena con voz dura.

— ¡Ella me necesita! — Le contesto sollozando.

Me empuja contra la pared y estoy a punto de empujarla para ir detrás de Ivanna.

— ¡No, Julián! ¡Ella no te necesita y tú no la necesitas a ella!

— ¡Usted no sabe nada de nosotros! — Le suelto apretando los dientes.

— ¡Sé lo suficiente como entender lo que les está pasando! ¡Es peligroso para tí y para ella que ahora estén juntos! ¡¿Acaso no te das cuenta?! ¡Mírate! ¡Mírala cómo está!

Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. No... no quiero admitir...  que en realidad tiene razón.

— Julián, tú no amas a Ivanna. Solo eres víctima de una enfermedad mental obsesiva vinculada con ella que claramente también le afecta.

Miro hacia el suelo, rompiendo a llorar. Es cierto y no puedo seguir haciéndonos esto. Ni a mi, ni a ella.

— Lo mas probable es que Ivanna haya desarrollado una dependencia hacia tu presencia, que la confunde pero nada de esto tiene que ver con amor, Julián.

Miro en dirección hacia donde se fue Ivanna, para luego bajar la mirada hacia suelo. Es que no quiero dejarla...

Yo soy suyo... Lo fui desde el momento que cruzó la puerta del curso ese primer día.

Quiero estar con ella...

Quisiera morir a su lado...

Pero ella no quiere estar conmigo. Eso es lo que nunca entendí desde el principio. Ivanna nunca me amo y nunca me amara.

— Mientras lo entiendas lo antes posible, será mas fácil para tí. — Insiste como si estuviera leyendo mis pensamientos, pero está vez, su voz se suaviza.

Asiento y luego le devuelvo la mirada. Ojala pudiera dejar de llorar. Me limpio la cara con rabia.

— Solo no vuelvan a amarrarme como un animal y no tendrán problemas conmigo. — Le contesto antes de salir disparado hacia mi habitación.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora