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Lunes 1 de Agosto del 2016.

Me despierto despacio y apago rápidamente el despertador. Otra noche en la que dormí genial. Me siento descansado y con energía. Me volteo y sonrío a el hermoso ser que tengo durmiendo a mi lado. La sabana la tapa hasta la cintura y puedo ver el piercing de su ombligo y su piel tan blanca y pálida.

Sonrío al recordar el posteo que hizo Bruno en su Facebook en el que decía que luego de terminar la escuela, Ivanna decidió perforar su ombligo junto con una foto de ellos dos, sonriendo. Se me borra la sonrisa al pensar que como siempre, estoy mirando su vida desde las sombras.

Me acerco a ella, cuidando de no despertarla y la rodeo suavemente con mi brazo. La beso en la frente despacio y siento su piel caliente debajo de mi. Mierda. Ojala pudiera quedarme con ella. No me da ninguna confianza saber que todo el dia estaremos separados o que ella tenga que salir sola cuando sólo pudimos pasar un fin de semana juntos.

Lanzo un suspiro de molestia cuando la suelto y me levanto despacio. Me pongo una camisa negra, unos jeans azules, mis calzados y mi cazadora negra. Estoy a punto de cerrar el placard cuando diviso mi revólver. Lo agarro y me lo pongo en la cintura. Si quiero que Ivanna confíe en mi, estas cosas no pueden estar en la casa.

Me acerco a ella, le corro el cabello y le planto un beso en la cara. Se ve hermosa durmiendo. Ivanna se mueve y tengo la esperanza de que se despierte para que se despida de mí pero no lo hace. Sonrío.

— Hasta más tarde preciosa.

                                 ~•~

Estoy en mi oficina a punto de ir a una reunión de trabajo cuando no aguanto mas y le escribo un mensaje de texto a Ivanna.

No quería despertarte, te veías hermosa durmiendo. Abel estará esperándote para llevarte al trabajo y luego yo te voy a buscar a la Universidad. Te amo y extraño. Atte: Julián.

Me voy a la junta y me cuesta concentrarme. Si tuviera la seguridad de que Ivanna no intentará escapar, estaría mucho más tranquilo. Pero no. Ayer arregle que Abel sea su chofer y le dí la ORDEN de noquear a Ivanna en el caso de que intente escapar.

En medio de la junta, miro el celular por tercera vez. Nada. Mientras uno de los socios me habla de la venta de terrenos en pueblos cercanos, mi mente aún está con Ivanna. Termina la junta, aún sigo sin tener noticias de ella, las horas pasan y me cuesta trabajar. De pronto me llega un mensaje de texto de Abel.

Acabo de dejar a Ivanna en la Universidad ¿La voy a buscar a las 17:30? Atte: Abel

Doy un suspiro de alivio al saber que por ahora no intentó escapar. Pero se me cae el alma a los pies al pensar que ignoró el mensaje que le deje esta mañana. Mejor la sorprendo con algo especial.

No, yo la voy a buscar. Gracias de todas formas. Atte: Julián

Las horas pasan despacio y eso me pone más ansioso de lo que ya. Cuando por fin son las 17:00 PM salgo del edificio de mi trabajo y voy a paso acelerado hacia mi camioneta. Ni siquiera saludé a Martín. Sólo quiero buscar a Ivanna e irnos a casa. Conduzco hasta el complejo donde estudia, salgo de mi camioneta, me pongo mis lentes negros por el maldito sol, me apoyo en el capó y simplemente la espero.

Por suerte no tengo que esperar mucho. Ivanna sale de la facultad de Medicina y está cruzando la calle, hacia mí. Cuando la tengo el frente, la tomo de los brazos, la levanto, dejando sus pies colgados en el aire y la beso en la boca. No puedo borrar la sonrisa de mi rostro. Juntos nuevamente, por fin.

— ¿Por que la sonrisa? — Me pregunta.

— Esta noche te llevaré a cenar. Te prepararé algo especial. — Le contesto animado

— ¿Ah si?

Asiento varias veces.

— Sé que no estas feliz porque estemos juntos pero quiero que sepas que yo si estoy feliz por tenerte a mi lado...

La agarro de la mano y ella me da una leve sonrisa.

— Aprenderás a quererme. — Agrego.

Su sonrisa se borra. No le gusta que diga eso. Subimos al auto e Ivanna parece distraída porque sólo centra su atención a la ventanilla y a mí ni me mira.

Cuando llegamos a casa, inmediatamente noto algo extraño. Siempre cuando salgo y no estoy seguro si llegaré de día, dejo las luces encendidas como hoy. Pero ahora... las luces están apagadas ¿Se fundieron todas al mismo tiempo? ... ¿O alguien entró a mi casa? Esta comenzando a anochecer.

— ¿Que pasa? — Pregunta Ivanna

— Yo dejé las luces de afuera encendidas. — Contesto.

Alza las cejas mientras mira la casa. Algo anda mal. 

— ¿Estas seguro?

Asiento. Saco mi celular y le digo a Martín en un corto mensaje que venga a casa. Luego marco el número de Abel. Me contesta en el segundo tono.

— Abel...

— ¿Hola? Estaba dormido, perdón.

— Necesito que estes en mi casa en 15 minutos...

Haré que revise si las luces están fundidas.

— Claro, iré de inmediato. — Me dice con voz ronca.

Frunzo los labios. Tengo que compensarlo, lo tengo trabajando demasiado.

— Lo siento... después de que nos ocupemos te voy a dejar descansar.

— No hay problema Julián.

— Claro... Nos vemos en un momento.

Ivanna me mira, confundida. No cree que pase algo malo.

— ¿Vamos a entrar o no? — Me insiste.

La miro con preocupación pero supongo que debo estar muy paranoico. Asiento. Entro con mi camioneta hacia el patio y rápidamente Ivanna baja corriendo.

Se rodea con los brazos y se que está muerta de frío, por eso su apuro por entrar. Abro la puerta y todo adentro esta oscuro. Ivanna entra a toda velocidad. Pongo los ojos en blanco. Seguro se cortó la luz. Cuando cierro la puerta detrás de mí, todo es negro y de pronto siento un fuerte golpe, un quejido de Ivanna y algo cae al suelo.

Las luces se prenden y yo entrecierro los ojos, aturdido ¿Qué?... ¿Qué está pasando? Cuando mi vista se acostumbra a la luz, el corazón comienza a subir a mi boca y siento que mi cuerpo se paraliza. Ivanna en el suelo, con sangre cayendo por su frente, intentando sentarse y a su lado... mirándola con cara de rabia... Liliana... con un revólver en sus manos.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora