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15 de Septiembre de 2016 (Un mes después)

Me desperté antes, faltan 10 minutos para que suene el despertador. Mi brazo posesivo rodea la cintura del amor de mi vida. Me acerco despacio e inhalo el olor de su cabello. Hoy se cumple un mes desde que vivimos juntos. Este mes fue... difícil y doloroso. Ella aún es hostil conmigo y desde nuestro encuentro sexual en la fiesta... no volvimos a intimar. Está todo el tiempo escapando de mí, de mi afecto, de mis palabras, de mis caricias.

Su rechazo me duele a tal punto, que estoy desesperado. Incluso dudo si yo le caigo bien por lo distante que está, si tuvo sexo conmigo ese dia solo porque pensaba que la iba a matar. Ya no sé que pensar. La idea me deprime. La tengo a mi lado y vivo deprimido.

El despertador suena. Cierro los ojos haciéndome el dormido. Ivanna se revuelve de mi agarre. No me queda otra que soltarla. Otro dia mas para luchar por su cariño. Abro los ojos, cuando se sienta en la cama y la agarro de la cintura.

— Quédate... — Le pido.

— Tengo que ir a trabajar ¿Quieres que me despidan? — Pregunta en tono sarcástico.

Largo una risa. No te van a despedir jamás, a menos que el señor Roldán quiera perder la cabeza.

— Nunca te despedirá. Podría amenazarlo. — Balbuceo.

Menea la cabeza con desaprobación mientras se pone de pie para ir al baño. Recuerdo que la convencí de hoy contarle a sus padres que está viviendo conmigo. Me costó pero lo logre. Me siento en la cama y me pongo un jean, mis zapatillas y tomo una remera negra que dejo en la baranda de las escaleras. Me acerco a la puerta del baño y escucho que se cierra la ducha.

Entro al baño mientras el vapor sale hacia el pasillo. me encuentro con ella, con solo una toalla cubriendo su desnudez, me pongo detrás de ella, tratando de controlar mi respiración, agarro el cepillo y comienzo a peinar su largo y mojado cabello.

— Está mas largo... — Le suelto mirándola por el reflejo del espejo.

Pálida, de ojos negros y labios rosas. Su mirada se desvía hacia mi cabeza.

— Al igual que el tuyo. — Me contesta.

Bien. Se nota que no quiere cortar su cabello. Si sigue asi le seguirá creciendo hasta tapar su trasero. Decido cambiar de tema.

— ¿Estas nerviosa? — Pregunto.

Asiente.

— Yo también nena...

— Iré a tomar el té con Julieta hoy luego de las clases y luego vendré a casa y llamaremos juntos a mis padres. — Me suelta con voz calmada.

Frunzo la boca. Odio que todo el tiempo busque una oportunidad para estar lejos de casa. Sale del baño y se pierde en la habitación. Ya no puedo seguir reteniendola. Carajo. Esta situación me supera. Tomo la remera de la baranda de las escaleras y me la pongo de mala gana mientras bajo hacia la cocina. Preparo el desayuno hasta que ella baja. Le hago un té con miel y pan tostado con huevo revuelto.

La veo sentarse en uno de los banquitos del desayunador y yo aprovecho nuevamente el momento para acercarme a ella. Le pongo su desayuno en frente y luego me paro detrás.

— Hoy se cumple un mes desde que vivimos juntos. — Le digo mientras apoyo mis manos en sus hombros.

Asiente mientras comienza a comer. Solo quiero tocarla un momento pero ya la siento tensa.

— Quiero que seas feliz conmigo. — Le susurro en el oído.

No me contesta. Tenso la mandíbula. Carajo.

— ¿O acaso tengo que obligarte a todo? — Las palabras salen de mí antes de que pueda detenerlas.

Deja de masticar un segundo y luego fuerza una sonrisa. Voltea la cabeza y me mira.

— No hace falta obligar a nadie a nada. — Contesta. — ¿No te vas a sentar a comer conmigo? — Cambia de tema mientras siento sus hombros tensos.

La suelto, agobiado. Me siento a su lado y comienzo a comer mientras la miro como todos los dias desde hace un mes. La veo comer apresuradamente. Una de dos. Está muerta de hambre o quiere irse rápido de aquí. Claramente no es la opción 1. La idea me enoja ¿Cuanto rechazo debo soportar? Sin pensarlo, paso uno de mis brazos por debajo de la mesa y acaricio su pierna por encima de la calza gris ajustada que decidió ponerse hoy. Mis dedos comienzan a subir y me miembro también.

Estoy a punto de tocar su entrepierna cuando se levanta de golpe con una sonrisa nerviosa. Es todo. No quiere. Maldición. Su rechazo me derrumba y me aplasta completamente. Hacen que me sienta asqueroso. En este mes, pasamos mas tiempo peleando, que dándonos amor... mejor dicho dejarme darle amor, porque ella no me hizo ni una maldita caricia y en este mes que llevamos juntos, jamás me abrazo... ni me dio un beso... ni nada.

— Aún no terminaste. — Le suelto para que vuelva a sentarse.

— Estoy satisfecha. — Contesta.

Asiento, mirando mi plato, totalmente decepcionado. Se me cerró el estómago. Ella corre a buscar su abrigo y su bolso, huyendo de mí y de mi amor. Se acerca a mí y me da un casto beso en la mejilla que apenas puedo procesar.

— Nos vemos esta noche. — Me saluda.

Por lo menos, eso me dice que no intentara escapar. 

— Adiós, te amo. — Le digo sin mirarla.

No puedo mirarla. Es demasiada humillación andar detrás de ella como un perro faldero. Sale por la puerta sin contestarme nada y yo me levanto con un sentimiento de angustia alarmante y voy camino al baño, a masturbarme por milésima vez, este mes.

                                 ~•~

Esa misma noche.

Ivanna abre los ojos como platos mientras sostiene el celular contra su oreja.

— ¡Claro que no mamá!

Acaba de decirle a su madre que estamos viviendo juntos y me parece que no les agradó la idea. Siento los susurros de su madre por el celular. Ivanna pone los ojos en blanco.

— Mamá ya soy una adulta y puedo tomar mis propias decisiones. Además sigo trabajando y me va bien en al Universidad. — Le suelta.

Yo solo me quedo ahi, sentado, a su lado, esperando que algo bueno salga de todo esto.

— Si... es cierto. — Sigue hablando.

Habla un poco mas con su madre, luego manda saludos a su familia y corta la llamada. Ella me devuelve la mirada.

— Ya está. — Me anuncia 

Sonrío y decido quedarme callado. Estoy deprimido. Necesito que me abrace o que simplemente me mire con cariño... Siquiera algo mínimo. No aguanto mas.

— ¿Tu familia ya sabe de mí? — Pregunta de golpe, sacándome de mis pensamientos.

Se me borra la sonrisa.

— Anda dime...

— Ellos creen que nunca nos separamos. En el tiempo que nos separamos armé una doble vida en la que ellos creían que yo estaba contigo. — Le cuento.

Se me queda mirando ¿Hay algo mas humillante que esto?

— No es algo de lo que estoy orgulloso. Pero necesitaba que ellos no se olvidarán de tí. Me prometí a mi mismo que dejaría de ser una mentira y se transformaría en realidad. — Me acerco y la tomo de la cintura. — Tú y yo... juntos. Para mis padres jamás te fuiste. Y ahora no te volverás a ir.

La abrazo, desesperado por sentir un poco de calidez de su parte. Me lanza los brazos al cuello por un segundo pero luego me suelta y se va con la excusa de siempre, que tiene que estudiar... que no la moleste.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora