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Me alejo unos centímetros y la obligo a mirarme a los ojos. Luce inquieta y parpadea nerviosamente... Pero luego su mirada baja hacia mis labios. Me prendo fuego de deseo con tan solo tenerla cerca. Noto que el nerviosismo de su mirada desaparece poco a poco. Me mira como si no entendiera lo que esta sintiendo.

Me quedo inmóvil, conteniendo las ganas de frotar mis labios por toda su piel. Puedo sentir incluso su respiración de lo cerca que estamos. Si llego a moverme, perderé el control. Pero por suerte no tengo que hacerlo. Ivanna me agarra de la nuca y me besa.

Me cosquillea el pecho, mis latidos se descontrolan y siento que mi peso se vuelve ligero. Abro la boca y comienzo a besarla mientras la estrecho contra mi cuerpo con fuerza. Siento alivio... me siento completo. Mi hermosa chica tan exquisita, sabe a paz y gloria. La beso con desesperación y como siempre el efecto se compara con una droga. La peor de todas. Y sé perfectamente que cuando este beso acabe, volveré al sitio sombrío y solo en donde nunca estoy con ella. Me mete la lengua y el cosquilleo comienza a tomar poco a poco mis pensamientos. Me hundo en un mar de inconsciencia en sus labios. Ya no me importa nada.

Pero no puedo permitirlo. No puedo seguir con esto. Me obligo a parar de besarla de golpe. Tengo que controlar esta adicción o de otra manera solo podre vivir, para estas pequeñas dosis de cariño, donde sólo momentáneamente me toca una parte de Ivanna. La parte que a ella se le da la gana mientras yo mendigo su afecto. La idea me enfurece.

Ivanna me mira, perpleja por la repentina manera en la que me aleje. Creo que nunca antes había pasado, que yo me aleje. Veo deseo en su mirada... pero ¿Por que puede tenerme cuando ella quiere? Aprieto los dientes, la tomo con agresividad del pelo ¡¿Por que mierda no puedes amarme?! ¡¿Por que yo tengo que ser siempre el que esta mendigando amor?!

Ivanna se queda inmóvil, mirándome fijo, como si leyera mis pensamientos. Mis ojos viajan por su cuerpo. Tiene puesto un vestido gris de tirantes, pegado al cuerpo, por encima de las rodillas. Puedo notar sus curvas y su respiración agitada. De golpe quita mi mano de un manotazo, me agarra con una mano de la mandíbula y me pasa su lengua por encima de los labios. Abro los ojos como platos al sentirme casi paralizado por lo que acaba de hacer. Con eso me demuestra que está consciente del poder que ejerce sobre mí ¡Esto tiene que parar! ¡Tenemos que hablar!

— ¿Por qué estas evitandome? — Le pregunto aun mirándola perplejo.

— ¿Cómo podría evitarte si vivimos juntos? — Me pregunta con una pizca de sarcasmo en su voz.

— Sabes bien de lo que hablo. — Le suelto cerrando los ojos, tratando de controlarme.

Vuelvo a mirarla y ella se acerca a mí, quedando a escasos centímetros de mi rostro.

— No sé de lo que estás hablando. — Me contesta con voz suave mientras sonríe con malicia.

No le devuelvo la sonrisa. Luce tan seductora como peligrosa ¿Piensa que puede manejarme a su antojo? De golpe, paso mis brazos por debajo de sus piernas y la derribo en el sofá, dejándola acostada, boca arriba. Ella rompe a reir, mientras que aun continuo serio. Me acerco a su rostro.

— ¿Crees que voy aguantar mucho tiempo? — Le pregunto tratando de que no suene a una amenaza.

Se incorpora sobre sus codos, acercándose mas a mí.

— ¿Aguantar para que?

Se sienta de golpe y me empuja con fuerza. Quedo acostado y ahora ella está sobre mí. Dios...

— ¿Para esto? — Pregunta mientras me toca el inicio de mi pantalón ¡Mierda!

Miro sus manos encima de mí y trago grueso. Me baja el cierre y comienza a acariciar la erección que oculta mi boxer. Mis manos se vuelven puños. No tengo la fuerza para detenerla ¡No puedo detenerla! ¡Yo... no puedo! Ella sabe que soy capaz incluso de besar por dónde acaba de caminar. De un tirón saca mi miembro, que ya esta endurecido al descubierto.

Lo toca y yo no puedo mantenerme quieto. La tengo tan dura que me duele. Aprieto los dientes y tiro la cabeza hacia atrás cuando se lo mete en la boca de golpe. Comienza a chupar con suavidad. La miro y veo que tiene los ojos cerrados y sus manos a los costados de mi cuerpo mientras su boca sube y baja por mi hombría.

Su lengua lo acaricia y yo abro la boca, jadeando. Acaricio su cabeza y muevo su cabello para que no le moleste. Cuando empieza a chuparme con fuerza siento esa sensación que poco a poco crece y solo ella puede provocar. Mis gemidos son incontrolables. Sus largas pestañas acarician sus mejillas sonrosadas mientras continúa torturando mi cuerpo con movimientos continuos y su lengua rodea mi falo.

— Oh nena...

No hay palabras para expresar lo que me hace sentir. La miro mientras me acerco cada ves mas al clímax, cuando de pronto, levanta la mirada ¡Mierda! Sus ojos negros, misteriosos y sombríos toman el control y me hacen acabar. Me vengo en su boca mientras tiro la cabeza hacia atrás y hundo mis dedos en su suave cabello.

Mi miembro sigue palpitando y yo me quedo ahi, intentando recuperarme. Ella se incorpora, limpiándose la boca y solo se me queda mirando. No importa cuanto luche, ella sabe que tiene el completo poder sobre mí. Puede hacer lo que quiera conmigo. Incluso matarme. Me levanto sobre mis codos y le devuelvo la mirada.

— Espero no pienses que he terminado contigo. — Le suelto mientras me arreglo los pantalones y me levanto.

Ella me sonríe tímidamente. La agarro de las manos y la ayudo a ponerse de pie. Mi amor, mi hermosa... ahora si serás mía. La beso en la boca y luego la levanto en mi hombro. Lanza un grito, divertida cuando la nalgueo y yo sonrío animado. Subo las escaleras con ella sobre mi hombro y la llevo a nuestra habitación.

La tiro con suavidad en la cama, me quito la remera, mientras la observo acostada en frente de mí. Ya ni siquiera pienso en luchar. No puedo hacerlo. Soy totalmente suyo. Le deslizo el vestido dejándola en ropa interior. Es perfecta, el conjunto de encaje rojo resalta sus curvas pronunciadas y su piel se ve tersa y suave. Ojala no tuviera que sentirme tan desesperado por hacerle el amor.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora