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— Sólo es... hasta que pueda confiar en tí y me demuestres que quieres estar conmigo. — Le digo mientras acaricio su rostro.

Asiente nuevamente. La suelto despacio y luego miro sus pies descalzos.

— ¿Por que estas descalza?

— No encontré mis calzados. No se donde lo guardaste. — Me contesta mientras pone un pie encima del otro.

Oh, soy un distraído. Debí decirle que deje sus calzados guardados dentro del placard.

— Están en el placard. Te los traigo. — Le digo mientras me levanto y voy a toda prisa hacia las escaleras.

— En realidad... — Me suelta en voz alta.

Me detengo de golpe aún dándole la espalda.

— Iba a tomar una ducha. Si no te molesta deja mis zapatillas al costado del baño... por favor.

Su voz es amable cuando necesita pedirme algo. Entonces me la imagino desnuda debajo de la ducha y se me agita el miembro. Dios.

— De acuerdo. — Contesto algo alterado por como me puede poner un simple pensamiento de ella desnuda.

Subo las escaleras sin mirarla. Cierro la puerta de la habitación detrás de mi. Estoy agitado y mis hormonas está alborotadas ¿Acaso tengo 15 años? Me digo a mi mismo que tengo que contenerme, agarrar el calzado de Ivanna y dejar todos mis deseos intactos, pero no funciona.

Me saco la musculosa, los calzados, el pantalón deportivo y quedándome sólo en boxers, camino por el pasillo hasta la puerta del baño. Suspiro y luego entro. Cierro la puerta suavemente detrás de mí. Está con la cortina cerrada y puedo sentir como el chorro de agua cae encima de ella. Deslizo mis boxers por mis piernas y luego salgo de ellos, quedándome desnudo.

Mi corazón salta. No sé como reaccionará y estoy enfermo por tenerla cerca. Me acerco despacio y asomo. Ahogo un grito al verla desnuda y mojada. Los recuerdos de ella sin ropa son incomparables con lo que tengo en frente. Es hermosa y sensual. Entro a la bañera mientras ella está cerrando sus ojos, sintiendo como chorro de agua caliente golpea en su cara y cuerpo. Había olvidado lo hermoso que era su culo y lo pronunciadas que son sus caderas. De pronto, agarra el jabón y comienza a frotarlo con sus manos. Aún no se dio cuenta que estoy parado detrás de ella, muerto de deseo.

No sé de donde saco las fuerzas, pero con un movimiento rápido, le quito el jabón de las manos. Ivanna se sobresalta y voltea de golpe mientras se cubre los pechos. Me mira perpleja mientras poco a poco sus mejillas se tiñen de rojo por la vergüenza.

— ¡¿Qué crees que estas haciendo?! — Grita alarmada.

— Me ducho con mi novia. — Contesto intentando sonar amable.

Se queda petrificada porque sólo me mira con los ojos abiertos como platos mientras aún se tapa las tetas. Tal vez una broma la relaje.

— ¿Por qué te tapas los pechos? ¿Sabes la cantidad de veces que te los chupe dormida?

Se le cae la mandíbula y luego aprieta los labios. Me agarra desprevenido cuando de golpe me abofetea con fuerza. Me quedo mirando el suelo sintiendo el picor que me dejó su mano y descubro, con vergüenza, que tengo el miembro endurecido.

— ¿Por que siempre tienes que ser tan ofensivo? ¡Respétame, maldito seas! — Me suelta con dureza.

Al parecer se siente ofendida, mientras que yo doy pena. Incluso puedo excitarme con sus maltratos físicos ¿Hasta dónde llegará esta locura que siento por Ivanna? La miro de golpe y la expresión en sus ojos, cambia de enojo a miedo.

— De acuerdo... lo siento. — Balbuceo.

Levanta las cejas sorprendida al verme tan sometido a ella. También observo que ya no sé está tapando las tetas, lo que me deja contemplarlas por primera vez después de tanto. Reprimo las ganas de tocarlas y chuparlas.

— Date vuelta, te voy a lavar. — Le pido mientras tomo el shampoo.

Por favor, no te resistas. Todo mi cuerpo se relaja cuando se voltea despacio, sin decirme nada. Pongo shampoo en mi mano y luego comienzo a masajear su cabello hasta que se llena de espuma. Observo que Ivanna cierra sus ojos y se acerca un poco más a mí, sintiendo como su espalda roza con mi pecho. Mierda. Largo un suspiro cuando veo mi pene endurecido muy cerca de su culo.

Mientras el jabón cae por su cuerpo, mis manos bajan hacia sus hombros y comienzo a masajearla con suavidad. Noto que esta algo tensa, pero espero que mis caricias la ayuden a relajarse. Sería bueno para los dos.

— ¿Te gusta? — Le pregunto mientras sigo masajeando su espalda.

— hummm...

Me río y ella abre los ojos. Creo que es la primera vez que me río sinceramente, desde que nos vimos. Comienzo a bajar mis manos por su espalda. Se estremece pero yo sigo... Una de mis manos baja despacio hasta que no puedo aguantarlo más y le acaricio una nalga. Tan suave. Ivanna lanza un suspiro y me llama la atención.

— No... No. Basta. — Susurra mientras se voltea hacia mí sin mirarme.

Trago saliva. Pongo ambas manos en su cuello con suavidad, disfrutando cada segundo que puedo tocarla.

— Mírame. — Le suplico.

Levanta la mirada lentamente. Unos ojos negros, protegidos por unas pestañas largas, me desarman. Me relamo los labios, al observar su boca rosada. Dios... necesito besarla.

— No me rechaces. — Le ruego.

Con el pulgar, acaricio su labio inferior y ella cierra los ojos. Mi corazón se llena de emoción al verla disfrutar mis muestras de afecto. Me acerco a ella y despacio apoyo mis labios sobre los suyos. Todo mi cuerpo quiere explotar al sentir como ella me besa primera vez. Me lanza los brazos al rededor del cuello y sus labios comienzan a tomar los míos suavemente. Le paso los brazos por la cintura y acerco su cuerpo a el mío.

Bajo el chorro de agua caliente, estoy perdido, extasiado y adormecido por nuestro primer beso. Intento contenerme y poco a poco nos hundimos cada vez más en un cálido beso. Me toca la cabeza como antes y yo meto mi lengua con timidez en su boca para sentir como la suya me acaricia los labios despacio. El calor de su cuerpo pegado a el mío me afecta y no se cuanto tiempo podré aguantarme.

Acaricio su espalda y se aferra aún más a mi cuerpo. Nuestro beso se vuelve más profundo y yo la agarro del pelo con fuerza a punto de perder el control. Cuando sus manos pasan por mi espalda, me araña y yo me estremezco en su boca. No puedo seguir así. La agarro de la cintura y la acorralo contra la pared del baño. Dejo de besarla y la miro fijo.

— Déjame perderme en tí... — Le suplico, jadeando.

No llega a contestar. Comienzo a besar su cuello y pego mi cuerpo contra el suyo. Puedo sentir sus latidos acelerados.

— Julián... — Balbucea.

Intenta empujarme suavemente. No por favor... No. La estrecho con fuerza contra mi cuerpo, haciendo salpicar el agua caliente que aún cae sobre nosotros. Me mira perpleja.

— No puedo aguantarlo más Ivanna...

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora