Epílogo. (5)

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— ¡Si las tocas te mataré! ¡¿Me escuchas?! ¡Te voy a matar! — Grito mientras mi cuerpo choca contra la puerta.

Mi mejor amigo me ayuda pero no conseguimos romper la puerta.

— ¡Voy a llamar a la policía! — Grita Julieta asustada.

Corro hacia la ventana y no puedo ver nada por las cortinas y las rejas. Golpeo la ventana con fuerza.

— ¡Alejate de mi familia, maldita desgraciada! ¡No las toques, con una mierda!

Intento mirar hacia adentro pero no logró ver nada. Mierda, mierda, mierda. Corro hacia la otra ventana.

— ¡Es inútil! ¡Está cerrada desde adentro! ¡¿Pero como mierda logró entrar?! — Grita Martín.

No puedo pensar ¡Carajo! ¡Necesito salvarlas! Me agarro de la cabeza y comienzo a mirar la casa. La única forma que pudo entrar... fue por la parte de atrás.

— ¡Martín ayúdame a trepar por el garage, para poder subir al techo! — Le grito a mi mejor amigo.

Mientras este me ayuda a subirme Julieta, presa del pánico grita detrás nuestro.

— ¡La policía viene en camino!

                              ~•~

Relatado en primera persona por Ivanna.

— Ve a recostarte, iré en un segundo.— Me dice Julián con voz suave.

Le sonrío a mi marido. Creo que a Martín se le cayó algo al suelo. Alisa se queja en mis brazos... creo que quiere que le dé el pecho de nuevo. Ojala no me doliera tanto la cesárea. Camino despacio hacia el inicio de las escaleras y subo los primeros 3 escalones lentamente.

Ahogo un grito y me detengo en seco cuando escucho un fuerte puertazo detrás de mí. Me volteo y siento que el pánico se apodera de todo mi cuerpo. Aprisiono a mi hija en mis brazos y abro los ojos como platos. Es Liliana. Esta rapada la cabeza, delgadísima. La ropa holgada que trae es vieja y no puedo descifrar si es de hombre o mujer y lo peor de todo, tiene un cuchillo de carnicero colgando de una de sus manos.

— Hola Ivanna. — Me suelta con voz ronca mientras me mira fijo.

No puedo hablar. Tengo la garganta bloqueada. Mi hija se queja en mis brazos y me hace reaccionar. Comienzo a subir los escalones despacio sin sacarle la mirada de encima. Debo proteger a mi hija. La operación me tira y reprimo un gesto de dolor. Liliana comienza a mirar la casa mientras Julián intenta tirar la puerta abajo.

— Esta casa debería ser mía. — Me suelta con el mismo tono de voz.

Se acerca un paso a mí por cada uno que yo me alejo.

— Todas estas cosas deberían ser para mí.

Me mira de golpe y sus ojos, hundidos y sombríos, me hacen sentir pánico.

— Esa debería ser mi bebe.

Me aferro a mi niña como si me vida dependiera de eso. Julián y Martín siguen intentando tirar la puerta abajo pero sé que no lo conseguirán.

— ¡Si las tocas te mataré! ¡¿Me escuchas?! ¡Te voy a matar! — Grita Julián desde el otro lado de la puerta.

Trago saliva. Ella continúa mirándome fijo mientras yo sigo subiendo las escaleras.

— Y ese... debería ser MI esposo.

Parpadeo con fuerza, asustada. No puedo correr. No con una operación resiente ¿Que hago? Mierda. Recuerdo que aún esta la llave en la puerta de la habitación de Alisa, podríamos encerrarnos ahí. La puerta no es resistente y lo mas seguro es que la rompa pero por lo menos nos dará un poco de tiempo hasta que llegue la policía. Liliana se para en el inicio de la escalera y yo continuo subiendo. Me faltan 5 escalones para llegar e ir corriendo a la habitación de mi hija.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora