Parte III: Alma. Capítulo 24. 4 ojos, 1 millón de lagrimas.

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Narra Aristóteles.

Después de unos minutos Temo se tranquilzó y se separó del abrazo.

-G...gracias - dijo secandose las lagrimas.

-Temo, si quieres podemos hablar, estoy aquí para ti.

-No, es mejor que me vaya.

-Pero.....

Se fue de la azotea sin dejarme decir otra palabra.
Decidí irme a casa, tenía mucho que procesar. Al llegar vi que mi padre estaba en la mesa.

-Aristóteles, ven vamos a hablar.

-¿Sobre qué? - dije sentandome en otra silla.

-Mi imagino que esto ya lo tienes entendido, pero no sobra decirtelo, tienes prohibido juntarte con ese muchacho Cuauhtémoc.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¿Cómo que por qué? Tú viste como llegó a la comida con ese muchacho que resultó ser su "novio", ese muchacho es un desviado, muy mala influencia para ti.

-Papá, no le digas así, él es muy buena onda.

-Pues buena onda o no, no quiero que sigas siendo su amigo.

Con cada palabra que mi padre pronunciaba me dañaba más, ahora lo que más quería era estar cerca de Temo.

-No deberias meterte en mi vida social papa.

-No me importa, y no pienso seguir hablando de esto, acabas la amistad con ese muchacho o yo mismo voy con él para dejarselo en claro.

No dije nada, sólo me levanté de la silla y me fui a mi habitación, al cerrar la puerta no pude evitar comenzar a llorar, ¿qué pasaría cuando le dijera a mi papá sobre lo que soy, sobre lo que siento?
Tal vez me mandaría a una terapía de reversión o me echaría de la casa. Mi única esperanza de felícidad es Temo.

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Narra Temo.

Antes de entrar me sequé las lagrimas, no quería que mi padre o mis hermanos me vieran así. Después de unos segundos abrí la puerta, mi padre y mis hermanos estaban en la sala.

-Oye hijo, que bueno que llegas, ¿tú sabes por qué el Diegochas se fue?

-No quiero hablar de eso papá.

-¿Por qué? ¿Te hizo algo?

Las lagrimas comenzaron a salir de nuevo, sentí como caían al piso.

-Calcomanias, vayanse a su habitación, tengo que hanblar con su hermano.

Pude ver como mis hermanos se fueron a su habitación, pero antes me dieron un tierno abrazo que me sacó una pequeña sonrisa.

-Ahora si hijo, cuentame que te pasó.

Fui a sentarme a su lado.

-Papá......., Diego me engañó.

-¿¡Qué?! ¿Cómo se atrevió?

-Tranquilo papá, ya arreglé eso con él, yo fui el que le dije que se fuera a Toluca, yo estoy bien

-¿Y seguro que estás bien?

-Si papá, sólo necesito dormir.

-Está bien hijo, descanza, te quiero mucho.

-Yo tambien papá.

Fui a mi habitación a seguir llorando, y después de un rato me quedé dormido.




Aristemo: El último "Te quiero".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora