Aristemo: El último "Te quiero".

Capítulo 30. Hielo y besos.

Narra Temo.

-¿A donde vamos Aristóteles?

-A patinar.

-¿Neta?

-Sipirili.

-Pero yo no sé patinar, ¿y si me caigo?

-Pues vas a estar agarrado de mi, no te preocupes.

-Bueno.

Llegamos a la pista de patinaje sobre hielo, al entrar nos rentaron los patines para el hielo, nos los pusimos y entramos a la pista. Habían pocas personas, por lo que podría practicar facilmente.

-¿Listo Temo?

-La verdad, no.

-No importa, vamos.

Me tomó de la mano y lentamente entramos a la pista, tan pronto pisé el hielo resbalé pero Aris me sostuvo con sus brazos.

-Gracias - me dije avergonzado por caer tan rápido.

-Para eso soy tu novio - dijo antes de darme un pequeño beso en los labios - ahora yo te enseñaré a patinar.

Pareciamos un padre enseñandole a su hijo a andar en bicicleta, el me sostenía para atras mientras patinaba y de vez en cuando me soltaba en pequeños tramos para que lo hiciera solo. Varias veces me caí pero poco a poco me fui dominando hasta que pude mantenerme en pie por mi solo.

-¿Ves? Te dije que podrías hacerlo - dijo mientras patinaba a mi lado.

-Fue gracias a ti, por no haberte rendido al tratar de enseñarle a un tonto como yo - dijo riendo.

-Nunca me rendiría en nada contigo, porque te amo.

Esas palabras resonaron en mi cabeza, eran palabras muy poderosas y hermosas, sobretodo viniendo de él.

-Yo también te amo.

Nos tomamos de la mano y patinamos al mismo ritmo.

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Narra Aristóteles.

Iba camino al edificio tomado de mano con Temo, ya era de noche, las estrellas brillaban sobre nosotros.

-Sabes Temo, tú fuiste mi primer beso.

-Ay por favor, esa ni tú te la crees, de seguro besaste a muchas chicas antes que a mi.

-Tienes razón, bese a otras chicas antes, pero tu fuiste la primera persona que me hizo sentir de verdad, con ese beso en el bosque me sentí realmente vivo, así que tecnicamente, para mi tú fuiste mi primer beso.

-Bueno si, pero tecnicamen......

-Hey Temo, no arruines el cumplido con detalles, mejor bésame que tengo mucho frío.

-Lo que tú digas.

Se inclinó hacia mi, se paró de puntitas y me plantó un cálido beso en los labios.

-¿Prometes que nada nos va a separar? - me preguntó al separarnos del beso.

-Lo prometo.

*Se viene la recta final de la historia, vayan agarrando sus pañuelos*