Narra Temo.
Ayudé a Carlos para llevarlo a su casa, tal vez sus padres sabrían que hacer.
-T..Temo, muchas gracias, eres un gran amigo.
-No es nada Carlos, no te dejaría solo nunca.
Toqué el timbre y su madre abrió, se sorprendió al ver a su hijo así.
-¡Por Dios! ¿Pero que pasó? - preguntó aterrorizada.
-Un muchacho de la escuela lo golpeó.
-Diganme quien fue para que ese muchacho sea castigado.
-No mamá, no hay que ocacionar más problemas, sólo quiero descansar - dijo Carlos mientras ingresaba a la casa - adios Temo, muchas gracias.
-Adios Carlos.
Su madre volteó a verme.
-Muchas gracias por haber ayudado a mi hijo, no sé que hubiera pasado si no te lo hubieras encontrado.
-No se preocupe señora, Carlos es un buen amigo mío.
-Bueno, fue un placer conocerte......
-Temo.
-Temo, adios y muchas gracias, iré a ver como esta mi hijo.
-Adios señora, espero que Carlos se mejore pronto.
-Gracias - Cerró la puerta.
------
Estaba muy enojado, como era posible que Aristóteles fuera capaz de de haber hecho algo así, no lo podía creer, me sentía super indignado, lo desconocía totalmente.
Llegué hasta el edificio y toqué su puerta fuertemente.
Abrió su padre.
-Buenas, joven Temo.
-Buenas señor, ¿está Aristóteles?
-Si, dejame decirle que lo buscas.
Audifaz volvió a entrar a la vivienda y segundos después salió Aristóteles super tranquilo como si no hubiera pasado nada.
-Hola Temo, ¿qué pasa?
-¿Podemos ir a la azotea? - dije intentando ocultar mi enojo.
-Está bien.
Ambos subimos a la azotea.
-Listo, ¿de que quieres hablar?
-¿Comó puedes ser tan cinico? - dije ya demostrando mi ira.
-¿A qué te refieres?
-Carlos, casi lo matas Aristóteles.
Mis ojos comenzaron a ponerse humedos por el coraje que tenía.
-Ese maricón se lo merecía.
-¡No le digas así! Tú desde siempre lo has molestado, lo has humillado y no sólo a él, sino a muchos más, ellos no te han hecho nada.
-Oye tranquilo, no es mi culpa que hayan tantos putos.
Sentía que me iba a morir del coraje, jamás pensé que Aristóteles, el chico que amaba fuera ese tipo de persona.
-¡No les digas así!
-Yo les digo como quiera, ¿y por qué te pones así? ¿por qué los defiendes tanto? No me digas que eres como esos - dijo con cara de desprecio.
Eso fue la gota que colmó el vaso, ya no aguantaba oirlo hablar así, tomé valentía y sin miedo lo dije, no me importaba si me insultaba o me golpeaba
-Pues si Aristóteles, soy gay - dije al tiempo que una lagrima escurría por mi mejilla.
ESTÁS LEYENDO
Aristemo: El último "Te quiero".
Novela JuvenilAristóteles y Cuauhtémoc son dos chicos totalmente diferentes, que a pesar de todo, al final tienen algo en común; el amor.