Capítulo 27. Besos verdes.

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Narra Temo.

Durante todo el camino, no podía dejar de mirar a Aristóteles, era tan perfecto. Y verlo concentrado mientras conducía era super tierno. Me daba pánico pensar que tal vez él nunca iba a llegar a sentir por mi lo que yo siento por él.
Al fin llegamos. El bosque contaba con cierto estacionamiento ya que era un lugar "turistico", muchas personas van a hacer sus campamentos ahí, dejamos el auto y comenzamos a caminar por los árboles hasta que ya estabamos muy adentrados en el bosque.

-Es muy lindo, todo está tan verde, tan limpio - dije mientras observaba el lugar a mi alrededor.

-Lo sé, venir a estos lugares me encanta, y más si es con buena compañía - dijo lanzandome una pequeña sonrisa.

No pude evitar sonreir yo también, el estar con Aristóteles me trasmitía cierta paz, seguridad.

-Oye Temo, ¿qué te parece si trepamos un árbol?

-Aahh, yo nunca he trepado un árbol.

-¿Enserio? - preguntó sorprendido.

Yo asentí.

-Pues es muy facil yo te enseño, primero tenemos que buscar un árbol con muchas ramas, como ese - dijo mientras corría a un árbol no muy alto con bastantes ramas.

Rápidamente corrí para alcanzarlo y cuando llegué hasta el árbol Aristóteles ya estaba arriba de él.

-¿C..cómo subiste tan rápido?

-No sé, sólo lo hice, intentalo.

-Espero no morir en el intento.

-Tranquilo Temo, yo estaré contigo.

Esas palabras me tranquilizaron bastante.

Comenzé a trepar el árbol, di un salto para treparme a la rama más baja, luego ya no fue tan dificil, seguí agarrandome de ramas y escalando hasta llegar a la cima.
Me senté a su lado en la misma rama.

-¿Ves? No fue tan dificil.

-Si tu lo dices, estoy exhausto - dije recuperando mi respiración.

-Bueno, pero mira el lado bueno, no moriste.

-Cierto. Desde aquí la vista es más hermosa - dije señalando el amplio bosque que estaba enfrente nuestro.

-Si, es un gran lugar para estar con la persona que más quieres.

Volteé a verlo, nuestras miradas se cruzaron, me quedé hipnotizado con sus ojos, sólo sentí como nuestras cabezas se iban acercando lentamente hasta que nuestros labios se juntaron en un beso. Cerré los ojos y dejé qur mi alma hablara por si sola, sus labios se sentían como lo mejor del mundo, los saboreé, los sentí, los viví cada segundo.
Nos separamos del beso lentamente.
No pude ni decir nada cuando de pronto Aristóteles se fue hacía atrás cayendo del árbol hasta dar duramente contra el piso.

-¡Aristóteles! ¿Estás bien? -grité desde lo alto, al ver que no respondía bajé rápidamente del árbol y me acomodé a su lado.
Tenía los ojos cerrados, parecía estar inconsiente.

-¡Aris! Aris por favor despierta - dije asustado.
Él seguía sin responder. Las lagrimas ya estaban a punto de salir de mis ojos.

-¡Buu! - dijo al momento que abría los ojos de golpe.
Yo sólo pude brincar del susto.

-Idiota, me asustaste horrible, me moría si no despertabas - dije algo enojado.

-¿Tanto me quieres?

-No, sino porque ¿como iba a regresar a casa? Yo no sé conducir.

-Auch, eso dolió más que ma caída, aunque......

-¿Aunque que?

-Si repetimos lo que hicimos allá arriba ya no estaré molesto.

-Eres un idiota, mejor ya levantate - dije mientras le extendía la mano para que se parara, él la tomó y se levantó.

-Vamos, no me digas que no quieres, porque yo si.

-Yo ni siquiera sé porque hicimos eso, tú y yo....

Me interrumpió con un beso inesperado, al principio quize separarme pero luego simplemente le correspondí, me encantaba besarlo.

Aristemo: El último "Te quiero".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora