Capítulo 8. Sangre y verdad.

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Narra Carlos.

Iba camino a mi casa, como todos los días, iba pensando en una infinidad de cosas. Comenzé a tener el sentimiento que me alguien me seguía, pero pensé que era mi paranoia.
Seguí caminando cuando de pronto sentí como alguien me agarra por detras fuertemente.

-Te dije que me las pagarías - me dijo al oído.

Me volteé y lo vi, con la furia en sus ojos.

-Oye Aristóteles, tú sabes que yo sólo digo la verdad, vamos, sólo admitelo, admite que te gusta Temo.

-¿Qué? ¿Estás loco? Yo no soy un puto gay como tú.

Me soltó un fuerte golpe en el estomago que me robó todo el aire.
Luego me soltó un golpe en la cara que hizo que cayera al suelo.

-¿Es todo lo que tienes? - me gritó y me levanto del suelo para golpearme de nuevo.

Sentí como comenzaba a sangrar de la naríz.
Intenté responderle con un golpe pero él me detuvo tumbandome al suelo, se puso sobre mi y comenzó a golpearme en el rostro sin parar.
Cada golpe me dolía más, el dolor no dejaba de llover sobre mi y no podía hacer nada. Estaba casi por desmayarme cuando se detuvo.

-Esto es para que aprendas maldito maricón - me dijo aún en tono amenazate, se fue y me dejó ahí tirado en la calle.

Como pude me levanté y me senté en la banqueta, había sangre en toda mi ropa, unas lagrimas comenzaron a salir de mis ojos.

-¡Carlos! ¿¿Qué te pasó?!

Aristemo: El último "Te quiero".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora