02.

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No importó cuán cansada estaba, luego de mi primer día de trabajo con Park Jinyoung; en cuanto reconocí la camioneta BMW negra, afuera de mi edificio, corrí hacia el lado del copiloto y subí tan rápida como un rayo. Adentro, el conductor me esperaba ansioso y cuando tuve mi cinturón de seguridad colocado, me saludó con una sonrisa y puso en marcha el auto. 


- ¿Cómo estuvo tu primer día? - preguntó casualmente, mientras daba vuelta en una calle. 

- El chico es insoportable. - le conté, rodando los ojos, lo cual pareció causarle gracia porque le escuché reír por lo bajo. - Es odioso, superficial y se cree una de las maravillas del mundo. 

- Y tú amas esa clase de persona. - bromeó. 


Él sabía cuánto odiaba tener que tratar con gente así porque esa había sido una de las razones para no querer relacionarme con él, cuando nos conocimos. 


- Cállate. 

- Oh, vamos, no me restriegues tu mal humor. - pidió y con la vista fija en la calle, alcanzó mi mano sobre mi bolso y la apretó. - Ni siquiera trabajo para esa compañía, yo estoy en otra completamente diferente. 

- Los dos son idols. - le recordé, sintiendo como el contacto de su piel con la mía parecía drenar las malas vibras que había cargado conmigo desde el momento en el que pisé el camerino de Park Jinyoung. 

- Pero yo no soy engreído, ¿o sí? - su pregunta me hizo sonreír y tuve que voltear hacia la calle para no hacer evidente el efecto tranquilizante que tenía su presencia en mí. 

- Hay una razón para que sigamos siendo amigos hasta ahora y esa es que demostraste ser diferente a todos los demás. 


Su rostro se iluminó en cuanto escuchó mis palabras y vi mi sonrisa reflejada en él. Definitivamente, no era la única que se sentía a gusto cuando estabamos juntos. 


- ¿Cómo estuvo tú día? - pregunté para cambiar un poco el tema. 

- Agotador. - admitió. - Como tengo que ir al servicio militar el próximo año, han recargado mi agenda de actividades para aprovechar el tiempo que me queda. 


El servicio militar era uno de los grandes temores de muchos coreanos. Yo no estaba obligada a hacerlo, pero él sí y en todo el tiempo que nos llevábamos conociendo, había aprendido que no le entusiasmaba la idea. Iba a tener que ausentarse de todo por dos años, como mínimo, y en su carrera, era tiempo suficiente para que las cosas cambiaran y se fuesen al suelo. 


- No hablemos de eso, ¿quieres? - él asintió de inmediato, sin siquiera pensarlo. - ¿Qué te dijo el investigador? - su rostro pareció ensombrecerse. 

- No tengo buenas noticias. 

- ¿Por qué? ¿Qué pasó ahora? - pregunté rápidamente, sintiendo mi corazón latir con fuerza. 


Había hecho ese viaje para poder acelerar todo el proceso, pero nada estaba saliendo como pensaba. 


- Parece que han vuelto a bloquear la información. - me contó. - El caso está protegido como si fuese el secreto de la vida eterna, así que, tal y como pensábamos, la familia debe ser muy bien acomodada. 

Indeleble | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora