27.

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El timbre de celular, que había sido recientemente cambiado por una canción de GOT7, inundó mi pequeño apartamento y corrí desde mi habitación hasta la sala, para poder contestar la llamada.


- Buenos días. - saludaron del otro lado de la línea y una vez más, sentí un aleteo en mi interior. - Estoy afuera de tu edificio. Pensé que sería bueno cambiar un poco las cosas, ahora que... Bueno, tú entiendes.

- Bajo enseguida. - repliqué, antes de salir corriendo de mi apartamento.


Jinyoung esperaba recargado en la puerta del auto, con los brazos cruzados y la mirada fija en las ventanas del tercer piso del edificio, el piso en el que yo vivía.

Me estaba esperando, ese hombre tan cautivante y misterioso me esperaba a mí. No podía creerlo, parecía irreal, pero al comenzar a vivirlo, ya no quería dar marcha atrás. Lo único que deseaba era correr a él y abrazarle fuertemente.


- ¿Esperas a alguien? - pregunté, cuando estuve a pocos pasos de distancia.


En cuanto me vio, la sonrisa hizo aparición en su rostro y se levantó para poder acercarse a mí. Se veía feliz, extremadamente feliz, y me di cuenta que de esa misma forma me estaba sintiendo yo al verle de nuevo.


- Pensé que, tal vez, tú y yo podríamos ir a desayunar antes de ir al set de filmación. - propuso, extendiendo su mano para sujetar mi brazo. - Conozco un lugar muy bueno a pocas calles de aquí.

- Lo que tú quieras estará bien para mí. - repliqué, sin poder creer la facilidad con la que accedí a su voluntad, y él, que parecía saberlo todo, sonrió.

- Perfecto.


x


En cuanto trajeron nuestra orden y la mesera se retiró, Jinyoung se me quedó viendo fijamente, como si me estuviese tomando fotos mentalmente.


- ¿Qué pasa? - pregunté, sintiendo cómo mis mejillas se encendían por tener toda la atención del idol sobre mí.

- Eres hermosa. - replicó sin un poco de verguenza y acto seguido, apartó un mechón de cabello de mi rostro. - Se siente tan bien poder decirte este tipo de cosas.

- Estás siendo muy tierno. - dije, cubriendo mi rostro con ambas manos. - Es extraño que seas tan expresivo, pero de una buena forma. Me agrada conocer ese lado tuyo.

- Que bueno porque a partir de hoy, seré así siempre.


Jinyoung le dio un sorbo a su latte helado de cada mañana, mientras yo intentaba recuperarme del repetino bochorno que me había dado por la soltura con la que me hablaba. Cuando me recuperé, él colocó su mano sobre la mesa y me enseñó su palma, demandando que saciara su necesidad de sentir mi piel sobre la suya.

Mientras mi pulgar acariciaba suavemente la parte interior de su muñeca, sentí cómo Jinyoung se tensaba ligeramente cada vez que mi dedo pasaba sobre una pequeña parte de su piel áspera y con relieve.

Una cicatriz.

Recordé, entonces, lo que Seung Ho me había contado sobre el niño que rescataron. Él había dicho que el pequeño tenía heridas las muñecas y tobillos por lo que usaron para mantenerlo inmovilizado.

La cicatriz era por ese suceso, era por el secuestro que sufrió de pequeño, y por mucho que intenté que no me afectara, los ojos se me llenaron de lágrimas al instante.


- ¿Qué pasa? - preguntó él y al no obtener respuesta, se levantó de su sitio para ocupar el espacio vació a mi costado.


No me importó la gente en esa cafetería, en cuanto Jinyoung se sentó a mi lado, lo abracé fuertemente por la cintura. Él no protestó, a pesar de que no era la clase de persona que demostraba afecto en público. Por el contrario, me regresó el abrazo y recargó su barbilla en mi cabeza, intentando que ese abrazo se intensificara lo más posible.


Indeleble | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora