30.

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Odiaba muy pocas cosas en el mundo. Odiaba la hipocrecía y la traición, el pulpo crudo que comían en Corea, y el olor que se impregnaba en mi ropa y cabello cuando freía algo. A esa pequeña lista, se le habían añadido dos cosas en un solo día: las miradas fijas de las personas, cuando caminaba tomada de la mano de Jinyoung, y el constante murmullo que nos acompañaba a todas partes. 

¿Acaso la gente no tenía sus propios asuntos de los que preocuparse? ¿Por qué parecían extremadamente necesitados de alimentarse de lo que Jinyoung y yo hacíamos? 

Cuando sabían que era su asistente, nadie se preocupaba ni del color de uñas que llevaba. Pero desde que Jinyoung tuvo la brillante idea de comenzar a presentarme como su novia con el staff y actores del drama, todo cambió. Si nos sentábamos a comer, la gente se fijaba de qué elegíamos. Si hablábamos en los descansos entre escena y escena, la gente quería escuchar qué decíamos, a toda costa. Incluso cuando iba al baño, sentía la mirada fija de las chicas al más mínimo movimiento que hacía. 

Era abrumador el cambio. Había pasado de ser la invisible asistente a ser la novia de un idol


- Estás nerviosa. - murmuró en mi oído Jinyoung, mientras caminabámos fuera de la locación. - Tu mano está sudando. 

- No me gusta tener tanta atención. - admití, permitiéndome descansar mi cabeza en su hombro. - Por eso escogí una carrera que me situara detrás de las cámaras, no en frente. - Jinyoung asintió. 


Él, mejor que nadie, comprendía como me sentía. Yo acababa de comenzar a vivir ese acecho, pero él lo sufría a diario desde que había debutado. 


- Tal vez debí esperar más para decirle a todos que eres mi novia. 


Jinyoung se detuvo y tiró de mi mano para que pudiese detenerme también y me parara frente a él. Sus ojos, a pesar de que sus palabras sonaran apagadas, se veían llenos de vida, llenos de amor. Aquello me encantaba de él y es que no había mejor sensación en el mundo que el ver los ojos de la persona que amas brillar por el simple hecho de estar a su lado. 


- Pero anhelé tanto poder estar contigo que, cuando aceptaste, no quise ocultar mi felicidad de nadie. - dijo, antes de que mis manos acunaran sus mejillas con dulzura y le sonriera.

- Está bien. - repliqué. - Puedo tolerar que la gente esté sobre nosotros, al menos por un tiempo. - Jinyoung asintió, comprendiendo lo que había detrás de mis palabras. 


No iba a ser su asistente por siempre. Yo tenía una carrera y experiencia en ella, así que, eventualmente, le dejaría y conseguiría un trabajo como fotógrafa. Eso lo tenía claro, pero lo que todavía estaba borroso era en qué momento lo haría. 


- Bueno. - añadió en un suspiro. - ¿En dónde vas a reunirte con Junmyeon? - la mención de su nombre me hizo sentir incómoda. 


Era extraño hablar de él con Jinyoung, con mi novio, y era aún más extraño el hecho de que se hubiese ofrecido a llevarme al encuentro de Junmyeon. 


- En su apartamento. - respondí, desviando la mirada. - No quiero que nos vean fuera y se malinterprete la situación. - Jinyoung asintió complacido y pasó su pulgar por mi mejilla. 

- Esa es mi chica. - susurró cerca de mi rostro, tan cerca que su aliento rozó mis labios. 


Indeleble | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora