Nuestras vidas pasadas son el inicio o la continuación de la existencia de nuestra alma, muchas veces dejamos cosas sin completar y venimos a esta vida a completar esos pendientes, a encontrar a esas personas que fueron importantes para nosotros o a...
El siguiente fin de semana la idea de salir no me agradaba mucho, había visitado muchos lugares el fin de semana pasado así que ahora quería disfrutar un poco de estar en casa.
—¡Claris! -fue a la primera que vi por los pasillos y por eso corrí detrás de ella para detenerla
—Dígame, señorita ¿En qué puedo ayudarla? -siempre con una amable sonrisa
—La vez que Jungkook me dio el recorrido por la mansión, llegamos a la última habitación que estaba cerrada, dijo que era el salón de los espejos y que había un espacio que funcionaba como alberca ¿Crees que pueda entrar?
—¡Por supuesto?
—Gracias
Ambas caminamos hasta esa habitación que estaba al final de uno de los pasillos sur de la casa.
—Es muy lindo ese lugar -dijo -no es profunda la alberca, creo que mide 1.60 o algo así -buscó las llaves en los bolsillos de su vestido y abrió la puerta
Entramos las dos al mismo tiempo y nos quedamos de pie cerca de la entrada. El lugar era una impresionante construcción de cristales coloridos que dejaban entrar la luz del sol en forma de arcoíris.
—Wow -dije
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Había sillas como las que hay a las orillas de las albercas en los hoteles con mesas donde poner las bebidas o la comida a juego
—Dejaré la puerta abierta
—Gracias, iré a cambiarme de ropa y regreso
—La vendré a buscar cuando la comida esté lista
—Te lo agradecería mucho, gracias, Claris
—Para servirle -me hizo una ligera reverencia con la cabeza y se fue
Le di un último vistazo al agua que se veía bastante bien, además de que aquí adentro hacia la temperatura perfecta, supongo que por los cristales que dejaban entrar más directa la luz del sol. Regresé a mi habitación para cambiarme de ropa y tomar las cosas necesarias para tener un buen rato en el salón de los espejos.
Un traje de baño de color negro, de una sola pieza y de tirantes, unos shorts color grises para poderme mover cómodamente desde mi habitación hasta el salón, una blusa blanca holgada, unas sandalias, mi toalla, unas bocinas pequeñas, mi teléfono y nada más.
En el salón de los espejos había demasiado silencio, así que después de dejar todas mis cosas, hice que las bocinas reprodujeran mi música, las dejé en esas pequeñas mesas junto con mi celular, la toalla en la silla, las sandalias a la orilla del agua y me quité la ropa.
Metí primero mi pie para saber a qué temperatura me enfrentaba, estaba algo fría, pero no lo suficiente como para hacerme cambiar de opinión así que terminé por sentarme a la orilla y deslizarme lentamente hasta quedar con el agua por debajo del pecho, conté hasta tres mentalmente y me sumergí por completo.
