También en otra vida (JeonJungkook)

27

Jungkook

Estaba en el invernadero, era de noche y las luces del jardín al igual que la luz de la luna era lo único que me ayudaban a no tropezar con las masetas ni a pisar las flores, además de que me servían para alumbrar mi camino hasta la caja de energía para encender de una buena vez las luces aquí dentro, pero cuando levanté la manija, las luces no encendieron.

Genial

Pero no era demasiado problema, simplemente tenía que salir de aquí y ya, mañana con la luz del día arreglaría esto.

Di la media vuelta sobre mis talones para dirigirme hasta la puerta, pero el fuerte ruido de un vidrio rompiéndose al fondo del invernadero me hizo detener mis pasos.

—¡Ayúdenme!

Una horrible sensación me recorrió todo el cuerpo al escuchar esa voz. Los nervios me comieron vivo, mi corazón palpitaba con fuerza contra mi pecho, casi de un modo doloroso, mis piernas temblaban al igual que el resto de mi cuerpo.

Hana

Ese grito, había sido ella.

—¡Por favor! -suplicó

No sé en qué momento lo hice, pero cuando me di cuenta, ya estaba corriendo en dirección a ella.

Estaba en el suelo y un hombre estaba encima de ella, tomándola por el cuello mientas las manos de Hana buscaban desesperadas hacerle daño de alguna forma para que la soltara.

No pude hacer nada más que soltar un fuerte grito que raspo mi garganta y correr hacia él hasta chocar con su cuerpo, pero cuando mis manos lo iban a tocar... solo lo atravesaron.

¿Cómo era posible?

Me giré desesperado para intentarlo de nuevo, pero fue lo mismo, no podía tocarlo, no podía dañarlo, no podía alejarlo de ella.

—¡Aléjate de ella! -grité con todas mis fuerzas sintiendo como mi garganta se me desgarraba, pero fue inútil, ni siquiera mi voz era escuchada por ese hombre

No podía hacer nada, no podía ayudarla y todo pasa frente a mí, veía como de nuevo Hana era arrebatada de mi lado sin que yo pudiera hacer algo. La desesperación se agrupo en mi pecho haciendo que mis rodillas se doblaran de repente dejándome caer sobre ellas al suelo, en ese momento, ella me miró, sabía que lo hacía por como sus ojos miraban fijamente los míos. Su rostro de dolor y su boca pidiendo por un poco de aire, el miedo y la desesperación de ella hacían que mi estomago se revolviera y las lágrimas fueran inevitables.

—A-Ayúdame -pidió débilmente mientras el poco aire salía de su cuerpo, dejando al final caer sus manos a sus costados

—Hana -sus ojos se cerraron lentamente -¡Hana! -me levanté de un salto tirando golpeas hacia ese tipo, pero no tuve éxito, no podía tocarlo por más que lo deseara

En cuanto su cabeza cayó hacia atrás ese hombre la dejó poniéndose se pie, en ese momento lo miré al rostro, pero no podía verlo, era como si una bruma negra lo cubriera.

—¡Eres un maldito!

Llevó su mano a su espalda de dónde sacó un arma, la apunto a ella a través de mí... y disparó.