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Salí corriendo al jardín y no me detuve, mirando por todos lados, pero al final corrí directo al invernadero.

Mis ojos miraron el lugar y de inmediato asimile que las luces estaban encendidas cuando la puerta se supone que estaba cerrada con cadenas y un gran candado.

Corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitían, pero se detuvieron de golpe cuando el ruido de un disparo retumbo por todos lados.

Sunhee

Mi respiración se volvió más agitada, me dolía el pecho y todo el cuerpo me temblaba.

Sunhee

-Marcus, podemos hablar de esto, pero vayamos adentro ¿Sí?

-¡No! ¡No quieras engañarme!

-No te estoy engañando

-¡Claro que sí! ¡No quieras tratarme como un idiota!

-Marcus...

-¡¿Por qué?!

Di un paso hacia atrás asustada cuando el cañón de un arma apunto directo a mi cabeza.

En ese momento, los vidrios del lugar al igual que las plantas muertas comenzaron a girar a mi alrededor, los labios de Marcus se movían en señal de que estaba hablándome, pero no podía escuchar lo que decía.

Todo se detuvo, Marcus desapareció y en su lugar, las plantas ahora estaban verdes y brillante, los vidrios del invernadero estaban limpios... y dos personas estaban a unos cuantos metros de mí.

Un hombre vestido como mesero, con la mano levantada sosteniendo un revolver y enfrente a él, una chica, con un vestido color claro y con las manos frente a ella mostrando las palmas, igual a como estaba yo en estos momentos.

Era Hana

Lo que estaba viendo, era el día en el que murió Hana, era el día en que morí y todo se estaba repitiendo ahora mismo.

Todo cambió de un momento al otro cuando tomé el lugar de Hana frente a ese mesero apuntándome con la revolver.

No puede ser

La persona que me mató en el pasado, el culpable de todo, fue Marcus, siempre fue él. Ahora lo recordaba, siempre hubo un mesero que iba a las fiestas que mis padres organizaban constantemente, el mismo que siempre me mandó cartas románticas, el que siempre me mandó una rosa en mi cumpleaños y cuando había fiestas, todo el tiempo me miraba sonriéndome y siempre me coqueteaba.

-¡No puedes casarte con él! -gritó el mesero y todo volvió a la normalidad

Las plantas muertas, los vidrios sucios y Marcus, el que pensé que era mi amigo, ahora me estaba apuntando con un arma.

Esa sensación, cuando ves en los ojos de la otra persona y sabes lo que le está pasando por la cabeza, fue la misma que ahora, cuando vi en sus ojos que dispararía. En ese momento tomé su muñeca y la levanté dejando que un disparo se escapara y diera en uno de los cristales que después cayó en pedazos sobre nosotros.

Marcus era alto y musculoso, pero yo era solo unos dos o tres centímetros más baja que él, así que podía defenderme un poco, aunque mi fuerza no fuera la misma y yo estuviera un tanto en desventaja.

Sostuve con dificultad su mano arriba por unos segundos antes de empujarlo contra unas masetas con las cuales cayó de sentón, en ese momento tomé un pedazo de una de ellas y herir la mano con la que sostenía el arma para podérsela quitar.

-¡Sunhee!

Jungkook había llegado y pude respirar de nuevo. Quité el arma de las manos de Marcus y me levanté apuntándole, pero fui bloqueada por el cuerpo de Jungkook quien se puso frente a mi apuntándole él con un arma, con aquella que traía cuando estuvimos en el museo.

También en otra vida (JeonJungkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora