Capitulo 18

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Caspian me tenía harta con sus discusiones, quería acompañarme él y Sebastian a la cabaña. Obviamente le dije que no y trate de que lo comprendiera, se fue bastante furioso de mi departamento y yo muy bien Gracias. Estaba en el auto con Dalton y las chicas. Iba en la parte trasera y aveces la mirada de Dalton se encontraba con la mía a través del retrovisor, mis mejillas se encendían al instante.
No sé porque me sentía un poco nerviosa al saber que me quedaría con Dalton en una cabaña y no es que mis nervios sean de miedo a que él me lastime, sino nervios de emoción se podría decir.

Según sé las chicas saldrán a buscar la ropa para el baile e irán a cazar, así que me quedaré hasta el día del baile a solas con Dalton. Mire por la ventana y solo habían muchos árboles alrededor. Estaba cansada, teníamos dos horas en el auto y debo decir que odio viajar tanto. Creo que viajar no es lo mío.

-Ya casi estamos llegando, se que no te gusta viajar.-dice Rosaura que está al lado mío, la miro y le doy una sonrisa de boca cerrada.

-Desde aquí nos iremos Rosaura.-escucho la voz de Jessica mientras veo cómo Dalton aparca el vehículo.

Oh, al parecer aquí se quedan.

Las veo bajarse de vehículo y Dalton se gira.

-¿No vienes adelante?-me pregunta y yo le sonrió. Salgo del auto y el frío me golpea de repente, dándome cuenta que no había nadie afuera, ya las chicas se habían ido. Me siento en la parte delantera y lo miro a sus perfectos ojos azules.-¿Cansada?

Suspiro y asiento.

-La verdad si.

-Bueno, podrás descansar pronto. Solo nos queda veinte minutos de viaje.-dice y yo sonrío poniéndome un poco nerviosa al pensar otra vez que me quedaré a solas con Dalton.

Mire por la ventana, la vista era bastante bonita. Todo por este lugar era pura naturaleza, cosa que me agradaba. Sentí como Dalton tomaba mi mano, lo miré y mi corazón estaba por estallar. Su mano no estaba fría como normalmente lo estaría, estaba tibia como la de un ser humano. Entrelazo nuestras manos y lo veo sonreír sin dejar me mirar el camino.

-Tus manos están tibias.-susurro.

-Me he alimentado.-dice y me mira un segundo sonriendo.-Tú corazón late muy rápido, deberías relajarte. No te haré daño.

Mis mejillas se ponen rojas al instante y tome aire lentamente para poder relajarme. Él podía escuchar mis latidos con claridad y eso me estresaba bastante.
Veinte minutos después ya estábamos bajando las maletas del auto. La cabaña era un sueño, era de madera con una pequeña galería, al entrar vi una chimenea, grandes muebles, televisión, radio y pude divisar la cocina a la derecha, un comedor y unas escaleras que seguro daban a las habitaciones.

-Ven, te mostrare tu cuarto.-dice y toma mi maleta para subir las escaleras, lo seguí en silencio admirando cada cuadro u objeto que viera. Estábamos frente a una puerta de madera, al abrirla vi una cama matrimonial con sábanas cremas, dos puertas que daban al baño y al pequeño armario, un espejo y un gavetero, las paredes eran blancas y tenía una enorme ventana con cortinas cremas que hacían juego con las sábanas de la cama.

-Todo es muy bello.-le digo a Dalton que se acerca y me sonríe.

-Espero puedas descansar bien.-dice y yo le sonrío.-Te voy a preparar algo de comer, mientras te pones cómoda.

Asiento sonriendo y lo veo salir del cuarto. Saque mi celular y entre al grupo de WhatsApp que tengo con Sebastián y Caspian.

Yo: Aún sigo con vida idiotas.

Sebastian: Ya me estaba preocupando más de lo que estaba.

Caspian: Estoy bastante enojado contigo, ¿como es posible que salieras con ese tipo a tu posible muerte?

Yo: Relájate. Todo saldrá bien.

Caspian: No puedo relajarme sabiendo que estás en peligro, Alisa.

Caspian debe estar muy enojado en estos momentos, pero debe entender que esto es lo más importante para mi. Además sé que Dalton no me haría nada, esta ayudándome en esto.

Le envié otro mensaje diciéndole que estaría bien y me puse a arreglar la poca ropa que traje, hacía bastante frío así que agradecí traer suficiente ropa caliente. Me lave las manos y baje a la cocina donde olía de maravilla. Dalton estaba parado frente a la estufa y yo me acerco a él, este gira su rostro y sonríe.

-¿Que cocinas? Huele fantástico.-digo y este sonríe con arrogancia.

-Hace 40 años tome clases de cocina. Y estoy preparando milanesas con arroz.-me responde y yo abro sorprendida los ojos.

-¿40 años? -digo más para mi que para él y lo escucho reír.

-Solo lo tenia como pasatiempo, yo no necesito comer. Es horrible cuando la comida humana trata de salir de mi cuerpo.-dice y yo arqueo una ceja luego de poner una cara de asco.

-Hablas como si no hubieses sido uno.

-Tal vez ya he olvidado lo que es serlo.-su voz sonó fría y yo me acerqué más.

-¿No te gustaría ser un humano otra vez?-le pregunto y él me mira.

-Tal vez.-dice poniendo la comida en la mesa.

-¿Que extrañas de tu antigua vida?

-Haces muchas preguntas, ya empiezas a irritarme.

Lo miro mal mientras me siento en el comedor y pruebo la deliciosa comida de Dalton, asentí cuando probé la milanesa y este sonrío.

-Cocinas muy rico.

-Gracias, eso lo sé.-dice y yo empiezo a reír.

-Engreído.

Cuando termino de comer bajo la mirada de Dalton que me puso más que nerviosa, lave los platos y decidí ir a descansar. Cuando estaba en el cuarto me mire en el enorme espejo de pies a cabeza, sonreí al ver que soy perfectamente imperfecta y después de una rica ducha de agua caliente me acosté.


Sus pasos los podía escuchar y ver, estaba bastante cerca. Sollozos escapaban de mis labios, trataba de controlarlos pero no podía. Estaba asustada, había visto los cuerpos de mis padres en la sala y eso me atormentaba.

Pasos lentos...

Risa demoníaca...

Estaba muy cerca y no podía hacer nada, nadie podía ayudarme. Cuando me tomo del cabello, grite y...


-¡Nooo!-mi corazón latía rápido, frente a mi estaba Dalton que me miraba confundido. Estaba llorando y no podía parar, me lancé a los brazos de Dalton.

-Tranquila, todo fue una pesadilla. Todo está bien.-decía, me aferré más a él.-Shhh.

-Me siento tan sola sin ellos.-digo entre sollozos.- El me quito lo más importante en mi vida, Dalton. Y duele. Duele mucho.

-Estoy aquí Alisa, mientras este con vida no deberás sentirte sola porque siempre seré tu compañía.-lo escucho decir y lo mire a los ojos.- Siempre.

Estaba sorprendida por lo que había dicho, pero más me sorprendió el beso que me dio en la frente antes de volver a abrazarme.

-Siempre seré tú compañía...

Stone ColdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora