Capítulo 15.

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Después de ese episodio y de la abundante información brindada por Connor en detención, al fin puedo salir de mi tortura

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Después de ese episodio y de la abundante información brindada por Connor en detención, al fin puedo salir de mi tortura.

Guardo mis lápices y mi cuaderno con el dibujo de Connor, gracias a Dios él aún no se ha dado cuenta de que lo he dibujado pero no dudo que Bart le vaya con el chisme cuando estén solos o con los demás intocables.

Salgo rápidamente del salón para poder llegar a tiempo a la parada del autobús, era algo tarde como para ir caminando yo sola por la vía. Escucho que me llaman a mis espaldas pero ignoro esos gritos, necesito llegar al autobús, no puedo perderlo, este es el último que pasa por mi calle.

Por supuesto, mi mala suerte ataca primero y cuando llego a la parada del autobús... él ya se ha ido dejándome completamente sola. Maldigo en voz baja por mi mala racha y empiezo a caminar, me quedan unos cuantos kilómetros de caminata. Detesto no tener auto o que mis padres no me puedan venir a recoger, esto por aquí es algo solitario y soy muy miedosa cuando estoy muy tarde en la calle sola.

Saco los audífonos de mi bolso y los coloco en mis oídos, la música siempre recorta mi viaje, además en cierta forma me hace sentir acompañada. Cuando doy tres pasos una mano en mi brazo me impide seguir caminando. Pego un grito que despertaría a un muerto y salto del susto.

—Hey, soy yo—La voz de Connor se filtra en mis oídos tranquilizándome.

— ¡Eres un idiota!—grito pegándole varias veces en el brazo—. ¡Me asustaste!

—No seas exagerada, señora lápiz. Te estuve llamando desde hace rato, pero me evitaste y saliste corriendo hasta que por fin te pude alcanzar.

—Pensé que podía alcanzar el autobús.

— ¿Y no lo alcanzaste?—Una sonrisita se posa en sus labios.

— ¿Por qué crees que estoy caminado, Connor?

—Vamos, señora lápiz. Yo te llevo.

Lo sigo porque enserio no quiero caminar sola hasta mi casa. Caminamos de regreso hacia el instituto en silencio, pasamos por el estacionamiento, nos aproximamos hacia el único auto que se encuentra en el lugar. Connor me abre la puerta de los asientos traseros y cuando entro me encuentro con una desagradable sorpresa.

Tristan, George y Louis también se encuentran aquí, aparte de Bart.

—Hola, Daisy—escucho la voz de Bart en el asiento del copiloto.

Gimo mentalmente porque joder... los intocables están respirando el mismo aire que yo.

—Denle un poco de espacio.

Los chicos empiezan a apretujarse uno con el otro hasta dejar un espacio decente entre Louis y la puerta. Con timidez me siento, Connor cierra con cuidado la puerta dejándonos a los tres intocables y a mí en modo lata de sardinas. Este va a ser un viaje muy largo.

Régalame un lápiz: Versión extendida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora