Capítulo 34.

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Sabía que hoy habría broma de los intocables, Connor me lo había confirmado días atrás antes de pasar ese momento caliente y bochornoso en el cual su hermana mayor fue testigo, pero a pesar de todo había estudiado para el examen de psicología y Co...

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Sabía que hoy habría broma de los intocables, Connor me lo había confirmado días atrás antes de pasar ese momento caliente y bochornoso en el cual su hermana mayor fue testigo, pero a pesar de todo había estudiado para el examen de psicología y Connor... Bueno, Connor había puesto todo su esfuerzo para estudiar pero para él no era fácil.

Por un momento pensé que Connor tendría algún problema de atención, ¡se distraía con cualquier cosa! Y me distraía a mí lo cual era lo peor.

No quería cambiar a Connor, me gusta él tal como es, con sus locuras y bromas, pero quería que hiciera un esfuerzo en la escuela, creo que él podía dar más, lo sabía y quería que se lo demostrara a todos, pero era difícil en lograr que el pusiera toda su atención en los libros.

Caminamos tomados de las manos por los pasillos del instituto y bajo las miradas indiscretas de la población restante de Greenwood. Debo decir que a veces me molestaba pero sabía en lo que me metía saliendo con Connor: más atención de lo normal.

—Eli me ha hecho muchas preguntas sobre ti—dice él como si del clima estuviera hablando.

—¿Ah sí? ¿Y qué le has dicho? —pregunto imitando su tono pero por dentro muriéndome de los nervios.

¡Era Elizabeth, por Dios! La hermana mayor de Connor. Quería agradarle, a ella y a toda la familia Pirce.

—Nada, solo que eres mi novia y que todo va enserio contigo—responde encogiéndose de hombros como si el tema no fuera importante.

Nos detenemos frente a su casillero y mientras él toma sus cosas yo solo puedo digerir sus palabras.

—¿Solo eso le dijiste?

—Si algo así.

—Vale.

Connor se da cuenta de mi incomodidad por mi escueta respuesta, deja de lado su casillero para mirarme con atención.

—Le dije que eras la chica más dulce que había conocido y que no sabía cómo estabas conmigo. Le dije lo divertida y atenta que eres conmigo. Le dije que eras la chica que con tan solo mirarme me tenía de rodillas sin siquiera decirme una palabra—deposita un suave sobre mis labios—, le dije que tenías mi corazón en tus manos y que si, eres mi novia, mi señora lápiz y que voy muy enserio contigo.

—Solo dices eso porque crees que lo quería escuchar y... —Connor niega con su cabeza y coloca su dedo índice sobre mis labios silenciándome.

—No, eso fue lo que le dije... Ella me estaba mirando con sus ojos cristalizados hasta que mencioné señora lápiz, desde allí empezó a mirarme con burla y el resto de la noche solo fue ella dándome algunas ideas para cambiar mi apodo.

—No lo cambies por nada del mundo, sabes que lo amo.

—Y si no lo amaras también te llamaría así, todo empezó gracias a un lápiz. El maldito objeto es especial, se merece una mención honorífica.

Régalame un lápiz: Versión extendida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora