Hoy no es un simple martes. Un día como hoy, hace diecisiete años atrás, nació una chica sexy a la que llamaron Daisy.
¿Qué? ¿Cuál es el problema que me llame a mí misma chica sexy? Tengo el autoestima demasiado alta, chicos, como deberían tenerla todos ustedes.
Salgo de mi cama y busco en mi armario mi atuendo de hoy, unas licras y una camiseta de lana serán las que me acompañen, salgo de la habitación en puntitas ya que no quiero que mis padres e incluso Christie me escuchen. Estoy que tiemblo por saber que me regalará mi papá, les juro que solo me conformaría con un par de calcetines o incluso, una camiseta que diga yo amo a Papá, solo pido a Dios que no me regale otro despertador con tono de animal.
Al ya estar vestida y duchada, bajo silenciosamente por las escaleras pero no sirve de nada porque término encontrándome con Christie, mamá y papá con globos en sus manos y gorritos de fiesta colocados en sus cabezas. Mi papá tiene también un silbato sostenido entre sus labios y apenas me ve, empieza a sonarlo como desquiciado.
— ¡Feliz cumpleaños, bebé!—grita mamá.
Ella por supuesto quiere ser la primera en abrazarme así que empuja a mi padre para correr a mis brazos, me llena de besos el rostro y unas lágrimas traicioneras salen de sus ojos.
—No puedo creer lo grande que estás.
—No es para tanto, mamá—digo rodando los ojos.
Papá también se acerca a mí y como el noble que es, suelta unas lágrimas.
—No... puedo creer... que mi bebé ya tenga diecisiete—dice él entre hipidos.
—Awww papá, no llores o lo haré yo también.
Realmente esto es un ritual, papá cada año me dice que ya soy una mujercita mientras llora, luego yo le digo que no llore porque yo lo haré después y por último me da el temido regalo.
¿Pueden creer que en mi cumpleaños número nueve él me regaló una araña?
Una tarántula, para ser más específicos y lo hizo porque yo cometí la equivocación de decir que me gustaban las arañas.
Joder, me gustan las arañas pero hasta ahí... ¿A quién diablos se le ocurre regalar una tarántula?
Solo a mi papá.
—Hora de regalos—canturrea Christie.
Ella me regaló una hermosa falda que lastimosamente... nunca usaré. Mamá me dio algo de dinero —ella sí sabe escoger regalos—, y cuatro cuadernos de dibujo. Luego llega el turno de papá, él me extiende una bolsita de regalo, la tomo con una sonrisa y decido moverla de un lado a otro, rezando para que lo que haya adentro no me haga vomitar, lastimar o llorar, abro la bolsa cuidadosamente y cuando veo lo que hay adentro, me quedo sin habla.
— ¡Una camiseta con una foto de nosotros juntos!—finjo alegría.
Putos pensamientos.
—¡Que hermoso regalo, mi amor!
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Régalame un lápiz: Versión extendida.
Romance¿La típica historia de amor en donde el chico choca con la chica accidentalmente, se miran fijamente a los ojos y es amor a primera vista? Primero, no chocamos. Segundo, trato de no mirarlo. Y tercero, no creo que haya sido amor a primera vista. Él...