Capítulo 8

79 8 0
                                    

La penumbra aparece camuflando la estancia, ocultando entre sus tinieblas la sonrisa satisfactoria del hombre que observa detenidamente la ventana donde los últimos reflejos del sol desaparecen completamente. Sumergiéndolo en la anticipación de la infiltración que realizará para consumar su anhelos de desquite.

Su mente vaga entre los conocimientos que ha adquirido en el área de informática, donde destruye los mejores códigos convirtiéndolos en sistemas ineficaces para resguardar los archivos y asegura que el de su ex pareja acabará como los otros.

—Zayn, mientras celebras tu victoria con la niña de los Graham, me encargaré de tomar cada documento que te propinará la ruina de tu mayor esfuerzo—Murmura fascinado, encendiendo un cigarrillo que baila delicado entre los dedos de sus manos.

Los pulmones de Niall se llenan con el olor característico del objeto, hipnotizándolo e impulsándolo a acercarlo a sus labios, aspira el humo lentamente, dándole la entrada en su sistema a la nicotina, que relaja sus músculos tensos. Disfruta la sensación que le produce el fumar, siendo uno de sus hábitos a los que había renunciado por Zayn pero que retomará.

—No estas para intervenir en mis ansias—Celebra, cerrando los ojos para continuar con sus acciones. Más un recuerdo brota, recordándole la facilidad que fue manipularlo y que hiciera todo lo que ese hombre quisiese.

Su cuerpo descansa en la mullida cama de Zayn, rodeado del aroma de su pareja que nubla sus sentidos, junto a los labios que ocupan el sitio de su cuello, la cordura de la que es portador se desvanece, navegando en la adicción hacia el individuo que lo cautiva.

—Zee, permite que me levante para preparar el desayuno, necesitamos comer—Habla, moviéndose bruscamente entre los brazos que lo rodean, sofocándose por la fuerza que el otro aplica para impedir su objetivo.

—No, quiero que estemos juntos abrazados en mi cama por más tiempo—Se niega, haciendo un puchero que produjo un tic nervioso en Niall, por lo infantil de la situación.

Lo mira fijamente, desatándose un enfrentamiento, obteniendo la victoria el de ojos miel, que atrajo a su rubio más cerca de él. Consiguiendo un suspiro cansino de este, no ganaría en esta oportunidad por lo que estira uno de sus brazos para alcanzar su cajetilla de cigarrillos en la mesita de noche.

—No—Proclama serio, deshaciendo el agarre de uno de sus brazos para tomar la mano que está cerca de la cajetilla, arrebatándole la oportunidad al individuo de consumir su vicio.

—Deberías estar adaptado a esto, Zayn—Menciona levantándose de la cama y señalando el objeto—Es un vicio que no puedo dejar, controla mi estrés y relaja mi sistema.

—Te lo he dicho contadas veces, conmigo no fumaras, Niall—Reclama molesto, imitando la acción del rubio para intervenir en su propósito—Odio que lo hagas y más si lo estoy presenciando.

El disgusto es demostrado por Zayn, apartando la cajetilla de las manos de Niall, que lo observa frío, comprende su necesidad de cuidarlo pero es un vicio al que ha estado ligado por años y no puede desprenderse de un momento a otro. Su estabilidad la contiene ese pequeño objeto que anhela probar y saciar sus ansiedades.

—Te lo pido, inténtalo—Implora, bajando la mirada y entregando la caja a su dueño—Por mí, por favor. Solo quiero tu bienestar.

Su ruego hace flaquear a Niall, que mira la caja y al hombre desdichado. Su corazón se acelera, suplicando que sucumba ante el pedido de él. Una lucha interna se libra en su interior pero acepta obedecer a su amor.

—Lo prometo, intentaré dejar de fumar por ti, cariño.

—Cumplí mi promesa, llevaba meses sin probar la nicotina pero tú te encargaste de que rompiera mi promesa—Aspira y exhala deleitado por el sabor dulce que recorre su paladar, ha extrañado tanto este manía.

NO CIERRES LOS OJOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora