Capítulo 11

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El reflejo del espejo ilustra el perfecto cuerpo de una mujer arrogante, vanidosa e inteligente. Su desnudes es cubierta por un vestido gris y escotado, destacando las curvas que seducen a los hombres, agregando los detalles de su cabello y maquillaje que son impecable y denotan lo dichosa que es recibiendo la atención que merece. Los halagos que requiere por su belleza envidiable.

Pero que solo Zayn es inmune a ella.

Su magia es corrompida por la amargura que irrumpe en su rostro, no comprende como un hombre con rasgos destacables entre los grupos femeninos, puede conformarse con Niall, que aunque sus ojos azules sean el detalle más llamativo que porte, no es tan codiciado como Zayn. Agregándole que ahora la tiene a ella, una mujer que puede cumplir todas las expectativas que él le platee pero que parece no vislumbrar.

—Zayn esta cegado porque Horan ha demostrado lo que significas—Su mirada inspecciona meticulosa su piel, culminando en sus labios que se apretaron por la naciente furia—Me encargaré de mitigar eso que sientes por él. Debes amarme a mí, me perteneces, eres mío y no accederé a que te separes de mi lado.

Se aleja del espejo, satisfecha con la imagen que observa, su caminar sofisticado reluce su postura y la fuerza que en su interior se oculta bajo una capa de sonrisas falsas que son admiradas por sus espectadores. Ella es poderosa, no agacha su mirada ante nadie, responde ante los ataques y contrataca con virtud. Una enemiga admirable, que obtiene lo que anhela y no renuncia, así tenga que intervenir para evitar que esos dos hombres estén nuevamente juntos.

—Temes a mis amenazas aunque no lo demuestres, querido—Tomando su móvil, observa los mensajes de la pequeña conversación que tuvo con su novio, camuflando sus intenciones de no verla por el trabajo—Conozco tus movimientos y te aseguro que te vas a arrepentir de haber ido a esa empresa.

Los recuerdos surcan su mente, reavivando el instante en que su padre le propuso el plan de capturar al joven Malik como su pareja e eliminar de la ecuación a Horan. Estableciendo en su boca una depredadora sonrisa.

El silencio es lo que inunda el ambiente en la oficina de los Graham, los individuos solo se observan, inspeccionándose. Brooke percibe la maldad en los rostros de sus padres, las sonrisas que está en tatuadas en sus caras, precede un noticia que impactará positivamente en sus vidas pero que no han dicho por el suspenso que quieren anexar, más a su heredera la irrita.

— ¿De qué notica van a informarme, padres?—Pregunta, cruzando sus piernas y concentrando su mirada en ellos. Logra anticipar las intenciones que pretenden pero se le dificulta formular quienes serán los afectados.

—Hija—Llama su madre Meghan dulcemente, obteniendo que la susodicha levantara su ceja, escéptica— ¿Recuerdas al hijo de los Malik que mencionaste que era excepcionalmente guapo?

—Por supuesto, no olvidaría esos ojos mieles. No comprendo porque lo nombras—Contesta exasperada por no recibir respuesta a su pregunta.

—Es importante, hija mía—Pronuncia su padre ambicioso, colocando en su escritorio unos documentos, que le indico a la chica que tomara— ¿Quisieras que fuera tu novio y próximamente esposo?

—Sería un honor, padre. Pero existe un detalle del que no te han notificado—La ironía resalta en su tono, extirpando la felicidad que sus progenitores exteriorizaban e ignora los papeles—No le intereso en lo absoluto y agrega que tiene una pareja, que es un hombre poderoso en la industria.

Las carcajadas invadieron el espacio, aumentando la furia en la chica de cabello negro, sus ojos castaños resplandecen y con los impulsos carcomiendo sus actos, estrella sus manos contra la mesa, volcando los archivos en el suelo, acallando las risas de ellos, odia cuando se atreven a burlarse de ella.

NO CIERRES LOS OJOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora