Hermanos sobreprotectores

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-¿Emocionada?-me preguntó Brandon cuando entramos a la Universidad.

-Sí. Este es mi primer año y quiero resaltar como ustedes-miré a mis hermanos y ellos soltaron un pequeño "ow"-Además quiero entrar al equipo de Futbol.

-Hermanita...-me dijo William pasando su brazo por alrededor de mis hombros-Recuerda que eres mujer.

-¿Y qué tiene que ver?-dije confundida.

-Es algo difícil que te dejen entrar al equipo por ser mujer.

-Es algo machista-me quejé.

-No. Shelye es tan buena como todos nosotros, hablaré con el entrenador para que entre. Tú ayudarás, William-dijo Brandon señalando al rubio.

-¿Qué? ¡Pero si ya no estoy en ese equipo!-se quejó William.

-No importa, tú eras el capitán y lograrás convencer al entrenador.

-Tienes mi apoyo, hermana-dijo Sonnet dándome ánimos.

-Qué, más. Te ayudaré a entrar-sonrió William rindiéndose.

-Gracias, chicos-dije feliz mirando a mis hermanos. Sabía que siempre iba a poder contar con ellos.

Las clases pasaron normalmente. Hice amigos y me volví popular por así decirlo, gracias a mis hermanos. Ahora tocaba lo difícil, tratar de entrar al equipo de futbol.

-No-dijo el entrenador hablándole a mis hermanos.

-Pero entrenador, es nuestra hermana, es muy buena-dijo William casi arrodillándose frente al entrenador.

-Pero es una chica-dijo el entrenador rodando los ojos y mirándome con desprecio.

-¿Y qué tiene? Le doy mi palabra de que no se arrepentirá con dejarla entrar-dijo Brandon recargándose en el hombro del entrenador.

No me dejaban hacer las prácticas para ver si entraba o no, pero no me iba a quedar de brazos cruzados mientras le rogaban al entrenador.

Rápidamente me dirigí hacia uno de los chicos del equipo y le quité el balón.

-¡Hey!-me dijo enojado y yo comencé a correr con el balón.

Los demás chicos me persiguieron y yo comencé a esquivarlos, nadie me quitaría el balón, iba a demostrarles lo buena que era. Todos me perseguían, pero yo tenía una meta. El portero estaba esperándome así qué con toda mi fuerza lancé el balón hacia la portería y el chico casi lo atrapa, pero no pudo, fue un gol limpio.

Miré con arrogancia al portero y todos los chicos del equipo comenzaron a susurrar entre ellos. Parecían impresionados.

-Buen gol-me dijo el portero acercándoseme y extendiendo su mano. Yo se la tendí con una sonrisa para estrecharla-Me llamo Emilio.

-Shelye.

-Shelye...-repitió el entrenador acercándose a mí-Eres buena para ser una chica-me crucé de brazos ¿En serio? ¿Solo por ser una chica debía ser mala?-Estarás a prueba, pero mientras tanto, considérate parte del equipo.

-¡¿Qué?!-dijeron los chicos del equipo indignados.

-¡Es una chica!

-Eso no es justo.

-No hay nada contra las reglas que prohíba que una chica juegue, es buena, vamos a ver cómo lo hace-dijo el entrenador dando por finalizada las quejas de mis nuevos compañeros de equipo.

¿Señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora