¿Él... es el acosador?

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-Tengo miedo...

-Shelye, nos meterás en muchos problemas.

-¡Shh, silencio porque nos pueden descubrir!

Estábamos escabulléndonos para salir del hotel sin que nadie se diera cuenta.

-Por aquí-el guardaespaldas de Alana estaba al frente guiándonos para salir sin ser vistos.

-Apresúrense que escucho voces-dijo Brandon por detrás. Estábamos completamente rodeadas por todos los guardaespaldas, aunque ellos no lo parecían, ya que estaban vestidos de manera casual.

Todos pasamos con cuidado las puertas del hotel y nos dirigimos hacia una de las limusinas más grandes, por fortuna, los guardaespaldas de Sasha habían conseguido la llave, así que nos montamos y salimos desprevenidas.

-¿Cómo puede ser que no haya nadie cuidando la entrada?-preguntó Miranda sorprendida.

-La seguridad de este hotel me encanta-ironizó Alana y todos empezamos a reír.

Yo le di una dirección al guardaespaldas de Miranda-el cual estaba conduciendo-para dirigirnos a un lugar que siempre quise visitar en New York.

Hablamos mucho por el camino, estábamos divirtiéndonos, ya que rompimos las reglas y salimos del hotel, también rompimos las reglas y comenzamos a hablar con los guardaespaldas, después de todo no eran tan mayores que nosotras.

Hablamos mucho por el camino, estábamos divirtiéndonos, ya que rompimos las reglas y salimos del hotel, también rompimos las reglas y comenzamos a hablar con los guardaespaldas, después de todo no eran tan mayores que nosotras

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Luego de un rato de camino, llegamos al lugar indicado, era una de las mejores discotecas-bar, de todo New York, o al menos eso me habían dicho. Nosotras nos acercamos con una sonrisa hacia el guardia y los chicos detrás de nosotras. Este sonrió de lado al vernos, pero cuando vio a los chicos cruzados de brazos, rodó los ojos y nos dio paso libre.

Nosotros entramos mientras Alana, Sasha y Miranda reían como niñas pequeñas.

Todo era muy alocado, estaba oscuro y con luces de colores que me mareaban un poco, había un humo blanco que olía a caramelo, gente bailando, bebiendo y uno que otro en alguna esquina comiéndose la boca o teniendo sexo con ropa.

-Este lugar es abrumador-dijo Sasha mirando todo el lugar asombrada.

-Solo mézclense, si tenemos suerte, nadie nos reconocerá-sonreí mirándolas a todas.

-¿Este es tu concepto de celebración?-preguntó Alana incrédula.

-Por supuesto-miré la barra de bebidas-Pidamos una ronda para todos para que relajarnos un poco más.

-No bebo-dijo Alana levantando su mano para negarse.

-¿Qué?-dijo Miranda mirándola sorprendida-¡No sabes lo que es vivir!-Miranda agarró a Sasha y Alana por el brazo y las guió a la barra.

Al parecer, ella si era más parrandera, como yo. Los chicos y yo las seguimos y comenzamos a pedir diferentes tragos extraños, estaban un poco caros pero para nuestra suerte, los chicos tenían dinero, porque sorpresa, sorpresa. Nosotras no habíamos traído ni nuestras carteras.

¿Señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora