Fuera de lugar

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Levanté mi rostro y pude encontrarme con Alana. La cuál tenía una sonrisa simpática en su rostro mientras se acercaba a mí.

-¿Entonces, serás mi compañera?-me extendió la mano y la agarré para poder levantarme.

-Eso parece-le dije con una sonrisa forzada ¡¿Por qué me tenía que tocar con ella?!

-Pero pasa, pasa, que no muerdo-dijo alegre y agarré mis maletas para adentrarlas a la habitación y cerrar la puerta.

Toda la habitación era enorme y muy hermosa, tenía dos grandes tocadores, dos camas inmensas, un par de muebles y una alfombra peluda.

-Yo escogí esta cama, espero no te moleste-me dijo señalando una de las camas, la cual daba vista a un balcón.

Dejé una de mis maletas en la cama que me tocaba y me acerqué al balcón. Podía ver la enorme piscina del hotel, era impresionante, tenía un jardín precioso.

-¿Te gusta la vista?-preguntó acercándose a mí.

-Si-sonreí admirando aún el paisaje. Por donde miraba había algo nuevo, más hermoso que lo anterior.

-Creo que tenemos una de las mejores habitaciones-dijo tirándose sobre su cama y abrazando una almohada-Quisiera dormir-protestó-Pero hay que arreglarnos para la comida.

-¿No podríamos ir así?-dije un poco esperanzada.

-No-sonríe como si fuera la persona más inocente del planeta-Hoy nos tomarán las fotos para que las personas voten por nosotras-me dijo abriendo una de sus enormes maletas.

-¿El concurso no debería dar la ropa?-dije extrañada acercándome a mis maletas. No sabía qué era lo que Emma había metido allí.

-No, tontica-se ríe ¡¿Se ríe de mí, se está riendo de mí?!-Esto no es muy diferente a los concursos de nuestros estados-comenzó a sacar mucha ropa de su maleta-Primero nos vestimos a nuestro gusto, pero claro, de una manera que le gustemos al público-me vio-¿No lo recuerdas?

-Oh, claro, es qué el viaje largo me tiene algo distraída-sonreí. La verdad jamás he visto este tipo de concursos, nunca he estado en ellos y ahora estoy en el limbo.

Comencé a revisar mi maleta y había muchos vestidos, algunos elegantes y otros un poco más casuales. Agarré la foto que me dio Emma y busqué el vestido que había en ella. Era un vestido largo, verde agua, con una capa hasta el piso que se dividía en dos y podía utilizarse como bufanda, de adorno tenía unos diamantes de imitación, creo, y obviamente no podían faltar los zapatos ¿No podía escoger unos más altos? Espero se note mi sarcasmo. Parecen de veinte centímetros estas cosas.

-¿Segura que puedes caminar con eso?-creo que esta chica si es observadora y no boba como creí. Tiene un vestido rojo pegado a su cuerpo, sin magas y con un cinturón dorado. No lograba ver sus zapatos por lo largo del vestido.

-Claro que si-di un par de pasos pero me tambalee y me agarré a la orilla de la cama.

Alana frunció el ceño al ver mi torpeza, pero tocaron la puerta de la habitación.

Rápidamente ella se acercó para abrir y entraron dos chicos ¿No que no estaban permitidos?

-Se ven maravillosas-dijo el primero con voz chillona.

Oh, bueno, estos no son considerados hombres del todo.

-Hola chicas, me llamo Daniel y seré su estilista-dijo el chico de cabello negro, ojos oscuros y piel morena, parecía muy simpático. Él vio a su acompañante y este me miraba fijamente con una sonrisa algo tonta; él era de cabello negro, piel blanca y sus ojos verdes estaban escondidos detrás de unas gafas-El mudo a mi lado se llama Gabriel y será su maquillista.

¿Señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora