Emilie
Caminaba entre el tumulto de personas que gritaban y ovacionaban al equipo de Albert.
Albert...
Ese chico me carga la cabeza en las nubes. Es el capitán del equipo de futbol y mi compañero de clases, pero más que mi compañero, es mi amigo. Solo que mi amistad hacia él poco a poco se convirtió en algo más.
Hoy era uno de los campeonatos más importantes ya que habían personas que estaban ofreciéndole becas universitarias de deporte a los mejores jugadores. Albert me pidió que fuera para ser su amuleto de la buena suerte.
Siempre es tan tierno conmigo.
Me encontraba al fin sentada entre las primeras gradas con una vista perfecta del partido y de mi apuesto rubio.
Se movía con agilidad y se le notaba que tenía pación por el deporte. Debes en cuando volteaba la vista de Albert para fijarme en los de las carreras universitarias y tenían especial interés en él. Eso me ponía feliz, pero al mismo tiempo me afligía porque eran universidades importantes en el centro del país y me preocupaba que me alejaran de él.
Yo ovacionaba cuando lo veía necesario, pero en realidad no entendía mucho del deporte. Yo era una chica que le gustaba arreglarse y participaba en una agencia de modelaje para adolescentes, era muy quería allí y era reconocida, eso me hacía en cierto modo popular, quizá por eso estaba en el mismo círculo social que Albert y allí fue donde comenzamos a entablar una pequeña amistad que poco a poco para mí, se convirtió en algo más.
El medio tiempo comenzó y todos comenzaron a dispersarse en cuanto los jugadores comenzaron a entrar al área de las duchas y eso.
Iba a levantarme para ir a comprar algo para beber, pero de repente noté como Albert trotaba hacia las porristas y tomó del brazo a una de mis amigas y le dijo algo al oído.
Lo miré mal, no podía negar que aunque era mi amiga me ponía celosa que otra chica se le acercara, ya que no podía negarlo, Albert alguna vez fue un mujeriego, aunque de repente de un momento a otro no he escuchado ningún rumor de él con alguna chica. De alguna forma eso me alivia.
Noté como mi amiga lo vio sorprendida y le dio un fuerte abrazo repentino. Cerré mis manos en puños y sentí como mi mandíbula se tensó ¿Alguna declaración? No quería averiguarlo, así que me levanté para irme lejos de esa escena cuando escuché mi nombre.
-¡Alto allí, Emilie!-me llamó Evania por el megáfono que usaban las porristas.
Me voltee algo avergonzada puesto que aún habían muchas personas en el estadio y todas voltearon a verme. Era demasiada atención, y eso que ya estaba acostumbrada a recibirla.
-Siéntate y disfruta, hay algo que debemos mostrarte-dijo ella emocionada soltando el megáfono y se acercó a las demás porristas.
La miré confundida pero obedecí su propuesta. Observé como Evania y las demás porristas comenzaron a hacer una danza muy elaborada haciendo una torre. Noté como todas tenían pedazos de cartón blanco en las manos y cuando terminaron de hacer la torre los voltearon dejando ver letras.
Mis manos se fueron directo a mi boca al leer la palabra escrita: ¿Quieres ser mi novia? Frente a ellas se colocó Albert con el megáfono en mano y lo puso frente a su boca.
-Emilie, sé que eres mi amiga, pero mírame, cambié por completo desde que te conocí, no puedo estar con ninguna chica sin que tu nombre salga de mis labios o que sin tu hermoso rostro se cuele en mis pensamientos. Te volviste la dueña de mi corazón y me siento afortunado por ello, que una persona tan hermosa como tú, tanto por dentro como por fuera, sea la causante de que me enamorara perdidamente de ella, por eso en este día tan importante para mí, quiero hacerte esta propuesta-señaló la torre que las chicas formaban con las letras en cartón-¿Aceptas?
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¿Señorita?
Teen FictionShelye creció entre solo hombres cuando su mamá murió y fue criada solo por su padre y sus tres hermanos mayores, por eso, ella decidió convertirse en "uno más" dejando por completo su lado femenino; pero esto se verá afectado cuando ella tenga que...