Aprender a caminar

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-Deprisa, vamos retrasados-dijo mi papá llamándonos a mis hermanos y a mí.

Todos íbamos corriendo con maletas en las manos, debíamos llegar a un avión que nos llevaría a New York para poder concursar en ese tal certamen de belleza.

Todo por ayudar a mi padre...

Comenzaba a arrepentirme de toda esta idea.

Al fin entramos al avión y cada uno de nosotros nos sentamos. Allí había una azafata que nos guardó las maletas y comenzó a ofrecernos comidas muy refinadas.

-Esto es vida-dijo William colocando sus pies sobre la pequeña mesa frente a él.

-No se acostumbren-dijo nuestro padre mirándonos mal y luego escuchamos una voz femenina.

-Buenos días-se escuchó y todos volteamos para poder ver a una elegante señora, cabello rubio cobrizo, ojos azules, postura elegante, traje formal, grandes tacones, con solo una pequeña sonrisa en su casi perfecto rostro.

-Hola-dijimos mis hermanos y yo examinando a la joven señora. Debía tener como la edad de mi padre o cercana a esta.

-Chicos, les presento a mi jefa, la señorita Ross-dijo mi papá levantándose para dejarle un lado a la señorita y que ella se sentara.

-Es un placer conocernos oficialmente-dijo con una dulce sonrisa y una voz suave.

-El placer es nuestro, señorita Ross-dijo Sonnet con una sonrisa y la señorita ríe un poco.

-Solo llámenme Emma.

-Lindo nombre-dije con total honestidad. De hecho todo en esa joven señora era lindo, su nombre, su aura, seguramente su personalidad, porque mi padre la miraba con admiración.

-Gracias-carraspeó un poco-Tú debes ser Shelye-yo asentí-Ustedes deben ser sus hermanos-ella los vio para examinarlos con la mirada.

-Ellos mismos-sonrió Brandon hablando por William y Sonnet.

-Me encanta el carisma de todos-dijo con una sonrisa-Pero debemos cambiarlos-su sonrisa se desvaneció.

-¿Qué?-dije confundida.

-Debemos hacerles un cambio de imagen total-me vio-En especial a ti-abrí mis ojos como platos-Moví mis influencias y estarás en el concurso, pero debemos mantenerte dentro de él hasta poder averiguar quién es la mente maestra del ataque-tragué grueso-Para ello debes aprender a ser toda una señorita.

-No sé si lo sabe o no, pero eso no es lo mío-dije colocando mi cuerpo en una posición muy cómoda. Abriendo mis piernas más de lo debido y hundiéndome en el asiento.

-Lo sé, pero eso sí es lo mío-se inclinó hacia mí y yo hice lo mismo-Trabajarás conmigo y te enseñaré todo lo que sé-alcé una ceja-Pero, mientras-chasqueó los dedos.

Un chico con flequillo, uniforme blanco y con un leve toque afeminado apareció frente a nosotros, estaba acompañado de dos chicas, eran idénticas, solo que una de ellas tiene el cabello negro y la otra es rubia, pero su cabello lacio y sus ojos claros son idénticos al igual que sus rostros, son como gemelas; van vestidas de la misma forma que el chico.

-Ellas son las gemelas, Adriana y Aranza-presentó a las chicas ¡Sí son gemelas! ¡Yo lo sabía! Merezco un premio nobel en inteligencia-Ellas ayudarán con peinado y el cambio de imagen-Emma vio al chico-Él es Eloy y ayudara con el maquillaje-el chico saludo con la mano y todos hicimos lo mismo.

-No hay tiempo qué perder-dijo mi papá mirándonos a todos-Comiencen primero con los chicos, van a ser guardaespaldas, luego vallan conmigo, seré su representante, por ultimo lo más difícil, la reina de belleza-me vio y yo hice una mueca ofendida.

¿Señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora