4. "La morada"

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Llevaba ya una semana, aunque se me pasó volando.

Ya me estaba empezando a acostumbrar a la vida de un internado.

-Hay un gimnasio aquí cerca, ¿qué te parece que vayamos las dos este finde?-me propuso Luisa en la habitación.

-¡Ah! ¡Va...! ¿Y las demás?-

-¡Las demás son unas vagas!-

Fuimos a clase e incluso nos sobró tiempo.

Reiji entró por la puerta sorprendido de que llegara pronto.

-Me impresiona esa puntualidad tuya, Nerea-me dijo colocándose las gafas con un dedo.

-¡Gracias!-respondí contenta.

Hoy, no sé por qué, estaba de buen humor. A lo mejor sería por lo de que iba a visitar la casa de Reiji y Shu para el trabajo ¡Ostrás! ¡El trabajo! No acordamos nada de dónde, cómo, cuándo... ¡Ni si quiera se lo dije a mi madre!

-¡Hay! ¡No!- exclamé.

-¿Qué pasa?-me preguntó María Nen.

-No le dije nada a mi madre que hoy haríamos el trabajo-

-Bueno, no es tan grave ¡Me habías asustado!-

-Por cierto-interrumpió Reiji- Shu nos transportará en coche a nuestra morada para realizar todos juntos en colaboración el didáctico proyecto justo después de haber finalizado nuestro horario escolar. Podréis iros a la hora que queráis-

-Vale, ¡genial!-respondí aliviada.

Espera... ¿Shu? ¿En coche?

-Pero... ¿Shu nos llevará en coche?-pregunté confusa.

-En efecto-respondió Reiji.

-Pero... ¿Ya se sacó el carnet?-

-Por supuesto-

-Pero... ¿Cuántos años tiene?-

-19-respondió una voz de repente.

Me sobresalté. Era Shu. Realmente me asustó. Apareció de la nada.

-¡Alá! ¿Ya tienes el carnet? ¿Y el coche es tuyo?-se sorprendió María Nen.

-No, es de mis padres-

-¡Ah...! ¡Qué pena!-respondió triste.

Cuando entró Azucena en clase, Shu se quitó los cascos sin que ella se lo tuviese que recordar. Definitivamente, hoy sería un buen día.

Terminamos las clases y nos fuimos al patio. Estábamos ayudando a Azusa a integrarse a "los G", ya que lo de las relaciones sociales no lo lleva muy bien, así que fuimos a acompañarle y estuvimos todo el patio de la mañana con ellos.

La verdad es que eran más majos de lo que aparentaban, ¡incluso Kou!

Cada uno era totalmente único y diferente. Cada vez que estamos con ellos, siento una sensación de seguridad, felicidad y amistad que no podría sentir con nadie más. Eran recuerdos que nunca olvidaría.

Por desgracia, este mágico momento no duró mucho, ya que el patio de la mañana sólo dura media hora y sonó el timbre.

A veces venía a echarnos un vistazo en clase el director del colegio, el Hermano Ángel Ramón.

Cada vez que venía, lo mismo. Azucena medio sudando, la gente correctamente sentada sin decir nada y un completo silencio que inundaba toda la clase. Si Shu intimidaba, no sé lo que haría este hombre.

10 Teen Lovers (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora