Vista rápida al mundo de Campamento Rousseau.

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Praga, 2034.

"La conciencia es la voz del alma; las pasiones son la voz del cuerpo" - Jean-Jacques Rousseau.

Louis François Tomlinson Arouet, hemos recibido (y leído) su ficha, y la fascinación carcome nuestras mentes. La esencia de François Arouet estaba presente en cada curva de su letra, cada prosa que adjuntó en su registro fue... exquisita. Lo disfrutamos. Justo como disfrutamos informarle que ha sido aceptado en el Campamento Académico Rousseau.

Una vez más, releí las suaves y dulces letras plasmadas en tinta negra sobre el pergamino amarillento. Vaya, se habían esmerado en hacerle parecer una antigua carta que Rousseau pudiera compartir con mi tátaratátaratátarabuelo, Arouet.

Parecía surrealista, a pesar de que estaba totalmente convencido de que lo merecía, porque sabía que era buen compositor.

No obstante, desde que bajé del avión, cuando aterrizamos en Ginebra, Suiza, comencé a vacilar entre si esto era una ensoñación más o realmente estaba pasando. Vale, probablemente fuera el efecto de la neblina, sí, era eso.

En el asiento trasero del auto de un taxista cualquiera, recosté mi cabeza a la gélida ventana, contemplando la perenne, pero suave llovizna de otoño a medida que nos adentrábamos en el bosque suizo.

Mi móvil, cuya señal era escasa, comenzó a reproducir Asleep de The Smiths, lo cual era una señal de que Adam estaba llamándome.

Esbozando una pequeña sonrisa, contesté-: ¿Qué pasa?

-Tu madre dijo que a esta hora estarías llegando -respondió, con voz de cansancio. Apuesto a que acababa de levantarse.

-Hm, sí, estoy entrando al bosque -murmuré.

-Uh... ¿al Campamento de Styles? -escupió el nombre, con asco.

Yo cabeceé, soltando un suspiro-: Desgraciadamente, su padre es el fundador. Espero no encontrármelo por ahí.

-Deberías dejarle saber que tu novio es Adam Stinkler -soltó acompañado de una carcajada. Adam no acostumbraba ser presumido, era más bien reservado, no es que fuese un hombre introvertido. Él sólo era... desinteresado. La mayor parte del tiempo. Pero, si de Styles se tratase, mi novio podía ser muy presuntuoso-. Mejor no, el hijo de puta podría intentar golpearte y te destruiría.

-No soy tan delicado, ¿sabes?

Adam creía que yo era tan suave como el algodón, y eso me sacaba de quicio. Sólo porque mi espalda no era tan ancha como la suya, o porque mis piernas no eran tan musculosas. O medía unos cinco centímetros menos. Insólito.

-Ajá, claro -farfulló, y me dio la impresión de que a continuación había dicho algo más, pero comenzaba a oírse entrecortado-: Te amo.

-Yo también, hablamos luego -finalicé la llamada.

Intentaré hablar de ello de manera concisa, para evitar confusiones como las que tuvo aquella chica de cabellos rizados y ojos tan claros como el jade, a quien contaba la historia. Aquella que me miró con un invisible pero perceptible signo de interrogación en su entrecejo fruncido, y masculló:

- ¿Quieres decir que... al principio, salías con otro chico?

Asentí, lentamente, mofándome un poco del ademán fastidiado del hombre a mi lado y me encogí de hombros-: Apenas es el inicio de la historia, princesa.

-Pero quiero saber, ¿quién es Styles?

De nuevo, la tercera persona en la habitación soltó un gruñido leve, incorporándose del sofá. Dio una corta caminata hacia la chimenea, encendida en pleno otoño, y se reclinó contra la cabecera de la misma-: Cariño, ¿podrías dejarle continuar con la historia?

Campamento Rousseau [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora