Capítulo Diez.

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Soundtracks recomendados: Sad Beautiful Tragic — Taylor Swift, If You Don't Know — 5 Seconds of Summer, The Girl With The Flaxen Hair — Cello version. 

Hermoso y trágico affaire”.

 

Una larga nota manuscrita, en lo profundo de tu bolsillo…

Palabras, que significan tan poco cuando las dicen tan tarde…

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Diciembre, 16. 2014.

—Alexandria.

En plena lectura, Antoine irrumpió en la biblioteca. Hallándose frente a sus dos hijos y un grupo de campistas cuyos nombres no memorizaba, el rubio carraspeó—: Hay… correspondencia… para ti.

— ¿Y…? —Alexia preguntó, a sabiendas de quién había escrito y enviado aquella carta. Y careciente de la más mínima intención de leerla.

—Creo que deberías… responder, en serio, hija. Hay que… que hacerle frente.

En temas sentimentales, y en especial cuando involucraba a sus hijos, Antoine era un desastre. Lo suyo no era expresar sus sentimientos oralmente. Él sólo no podía mirar a alguien a la cara y decirle cuánto le amaba, o cuán orgulloso estaba. Por eso, aquella tarde, cuando quiso aconsejar a la menor de sus hijos, sólo pudo tartamudear débilmente y retroceder con torpeza, llamándole con un ademán.

Alexia miró la página en la que había dejado el relato, 133, y tendió el libro a Liam, no sin antes dejar en claro—: No lean hasta que yo regrese.

Abandonando la biblioteca, la fémina bajó junto a su padre. Dejando atrás la valentía, el coraje y la dureza, Alexia estaba lista para lanzarse a llorar apenas tomara la carta. Porque sabía que eso haría. No por lo que ella tuviera para decirle. Si no por las ganas de responderle, de contactarle, de arreglar las cosas, por las ansias de hablarle que restarían al finalizar la lectura. Pero Alexia era consciente de que todo había cambiado. De que, por más que quisiera volver al pasado y enmendar sus errores antes de que estos les sobrepasaran, ahora sólo le restaban sus dibujos y sus vagos mensajes de texto.

Y debía aferrarse a aquello mientras lo necesitase, y luego, dejarle ir.

“Querida Alexandria.

Comenzaré recordándote una de las canciones que me recomendaste cuando nos conocimos, ¿recuerdas? Bien, lo digo, pues, si pudiéramos contar nuestra historia hasta el final, quedarían los daños y el espacio.

Diablos, parece hace tanto tiempo, cuando era lo suficientemente ingenua como para no entender el verdadero significado de todas las canciones que nos involucraban. Y lo siento. Aunque parezca trillado, y aunque llegue a ser estúpido. Nunca he sabido expresarme. Y… y como notarás, estoy intentando esforzarme por escribir como tú lo haces, aunque no es realmente mi zona de comodidad.

Quería decirte, que he escuchado la canción. Y que, a pesar de que en aquel entonces, sólo me la recomendaste porque te gustaba, ahora, pienso en ti cada que la escucho. Porque no cedí, cuando se trataba de confiar en ti, no te supe valorar, desde antes de empezar. Porque ahora, sería la ocasión perfecta para dedicártela, y dejar en claro lo mucho que extraño aquello que una vez no pude ver.

Pero, te respeto. Y, honrando lo último que me dijiste, me haré a un lado. Y te dejaré olvidarme. Sin embargo, quiero que sepas que jamás podré olvidarte. Y que siempre vas a permanecer en mí, como la primera y probablemente la única persona que pudo ver lo invisible de mí.

Campamento Rousseau [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora